Tenemos una tarea común: construir juntos espacios de humanidad para “los heridos por la vida”

El ya obispo auxiliar de Getafe pide "la audacia de profeta, caridad y humildad para llevar adelante esta hermosa labor"

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Gracias a ti, Trinidad Santa, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, misterio de comunión y vida, de quien procede todo bien. Soy consciente de mis limitaciones y mis debilidades. Son momentos y horas de poner en activo la confianza incondicional en tu misericordia infinita, Dios que nos amas con amor infinito y descubrir con alegría que Tú me das tu gracia porque nos llamas a servirte con más entrega al Pueblo de Dios”, con estas palabras se ha expresado el ya obispo auxiliar de Getafe, José María Avendaño, en el día de su ordenación episcopal.



Este sábado se ha celebrado en la Basílicadel Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, la ordenación episcopal de José María Avendaño Perea como nuevo obispo auxiliar de la diócesis de Getafe. El acto ha sido presidido por el obispo Ginés García Beltrán, quien ha estado acompañado por el nuncio de su santidad, Bernardito Auza y el cardenal de Madrid Carlos Osoro, además de un gran números de obispos españoles. Los padrinos elegidos han sido el vicario general de Getafe y moderador de Curia, Javier Mairata de Anduiza, y José Luis Sáenz-Díaz de la Gándara, formador de Avendaño en el Seminario de Madrid.

"Un servicio a Dios y a esta porción del santo Pueblo de Dios"

El nuevo prelado getafense ha indicado que “con agradecimiento reconozco que todo me ha sido dado: el don de la vida, el don de la fe, en el corazón de la Iglesia el don de un ministerio que no es un oficio, sino una entrega, el ofrecimiento de mi propia vida, en servicio “sin tacha día y noche”. Un servicio a Dios y a esta porción del santo Pueblo de Dios que camina en Getafe: ‘para servir a Dios y a usted’, como me enseñaron mis padres” ha indicado.

En sus primeras palabras tras la ordenación episcopal ha expresado que su deseo es que “los pobres, indefensos y necesitados se sientan custodiados y defendidos desde mi corazón”. Para ello ha invocado la ayuda del pueblo de Dios, afirmando que “la muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce. Me pongo en camino, en el corazón de la Iglesia, junto con mis hermanos pastores como Cristo para rescatar a los hombres de los desiertos de la pobreza, del hambre y de la sed, el desierto del abandono, de la soledad, del amor quebrantado, el desierto de la oscuridad de Dios, del vacío de las almas que ya no tienen conciencia de la dignidad, desiertos exteriores y desiertos interiores y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, que nos da la vida en plenitud”.

"La alegría del Evangelio que llena el corazón"

Avendaño ha querido tener unas palabras especiales hacia Ginés García, ya que “desde el primer momento se alegró conmigo con afecto paterno y cercanía de hermano: el Señor me ha llamado para que le acompañe a “auxiliar” en esta Iglesia de Getafe que usted guía y preside. De su mano y en comunión y colaboración fraterna, sé que aprenderé a conocer, a escuchar y amar a los pueblos, ciudades y gentes, a las parroquias donde caminan laicos, religiosos, religiosas, consagrados, fieles de esta comunidad diocesana para darles lo mejor: la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.



El nuevo obispo auxiliar de Getafe se ha mostrado muy agradecido con los obispos que han sido pastores en la Iglesia de Getafe y con los que ha caminado en su vida sacerdotal. También se ha acordado de sus amigos sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, testigos de la presencia transfigurante de Dios y fieles laicos que ayudan a la construcción del Reino de Dios.

Ha tenido unas palabras especiales para sus padres, Cándido y Jorja, por quienes Dios le regaló y dio la vida. “Ellos, junto con mis hermanos, Andrés, Jorja, Jesús y Cándido, han hecho posible el tejido y la urdimbre de la fe en el fragor de la vida, en Villanueva de Alcardete, en la provincia de Toledo, en la Parroquia Santiago Apóstol donde se fue fraguando mi vocación, al calor del Santísimo Cristo del Consuelo, la Virgen de la Piedad, San Jorge, y los mártires Siervos de Dios, con la ayuda de los sacerdotes, religiosas franciscanas y mis paisanos trabajadores día y noche de la tierra manchega”.

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