Omella advierte que la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando: "¿Hasta cuándo lo vamos a permitir?"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha recordado que "las 26 personas más ricas del planeta poseen la misma riqueza que 3.800 millones de pobres"

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El card. Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, ha lanzado una pregunta fundamental en este miércoles, 23 de junio, para toda la sociedad.

Omella ha recordado antes de todo que “las 26 personas más ricas del planeta poseen la misma riqueza que 3.800 millones de pobres”. “Sin embargo - afirma el presidente de la Conferencia Episcopal Española – disfrutan de los niveles impositivos más bajos de los últimos años mientras las clases se empobrecen”.

El arzobispo de Barcelona lanza entonces una pregunta fundamental para los próximo años: “¿Hasta cuando vamos a permitir que esta brecha siga aumentando?"



El informe publicado por Oxfam International

El informe publicado por Oxfam International en 2019 evidenciaba el récord al que llegó el número de multimillonarios, ascendiendo a 2.208, los cuales tienen más riqueza que nunca. Desde la misma crisis financiera, el número de multimillonarios se ha duplicado prácticamente. Así, los 26 individuos más ricos del mundo tienen tanto dinero como 3.800 millones de pobres.

Desde Oxfam se recomendó en 2019 que los gobiernos gravasen la riqueza en niveles más justos, elevasen las tasas sobre los ingresos personales y los impuestos a las empresas o eliminasen la evasión fiscal de las grandes empresas y los más ricos. También se hizo un llamamiento a mejorar una atención médica, educación y servicios públicos universales y gratuitos, garantizando que las niñas y las mujeres, especialmente vulnerables a los recortes sociales, también se vean beneficiadas con estos cambios.



Según Oxfam International, la pandemia de coronavirus ha sacudido un mundo que ya era profundamente desigual. La inacción frente a la desigualdad ha provocado que la mayoría de los países sean más vulnerables frente a los impactos de estas crisis, tanto en términos económicos como de salud, lo cual ha dado como resultado que la mayoría de ellos no estuviesen preparados para hacer frente a la pandemia.

Millones de personas han fallecido o se han visto empujadas al hambre y a la pobreza porque los Gobiernos no han invertido en los sistemas de salud pública, no han protegido los derechos de las personas trabajadoras ni han proporcionado redes de seguridad para las que no pueden trabajar.

Las mujeres (que suelen disponer de menos ingresos, así como menos oportunidades de ahorrar y empleos más inseguros) se han visto especialmente afectadas por las medidas de confinamiento aplicadas en respuesta a la pandemia, a la vez que se ha producido un drástico aumento del trabajo de cuidados no remunerado y de la violencia de género.

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