El obispo de Getafe en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús: "Late para perdonar, acoger, cuidar y amar"

Ginés garcía Beltrán recuerda a los sacerdotes que esta fiesta sirve "para volver al primer amor" y les recuerda "que no son funcionarios, sino siervos de Cristo"

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Venid, adoremos al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor”. Con estas palabras ha comenzado la homilía el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, en la Basílica del Sagrado Corazón este 24 de junio, solemnidad de esta fiesta.

“Es una alabanza a la grandeza de Dios manifestada en el don de su corazón, y que nos mueve a la adoración de tan gran misterio”, ha explicado a los cientos de fieles congregados en Getafe en esta celebración “que es una invitación a acercarnos al misterio del Corazón de Cristo para contemplarlo, para unirnos a Él, para meternos dentro Él, para vivir y descansar en Él.”



Un corazón capaz de cuidar

El corazón de Jesús, ha dicho el obispo, “manifiesta al hombre de todos los tiempos, y particularmente al hombre de hoy cómo es un corazón, cómo late un corazón, un corazón de carne, capaz de amar y de acoger, de perdonar y de ser compasivo, de sentir y de cuidar”.

Frente a tantos corazones endurecidos por el odio y la violencia, por la pobreza y el sufrimiento, por la soledad y la incomprensión: “Frente a tantos corazones destrozados por el pecado y la ausencia de Dios, el Corazón de Cristo es un testimonio de sentido que llena el corazón del hombre”.

Recordando el Evangelio del Buen Pastor y la imagen de “dejar el lugar seguro y confortable y arriesga para encontrar a esa oveja perdida que está en su corazón porque es suya”, García Beltrán ha expresado que “Cristo con la oveja sobre sus hombros forman una unidad, parece uno; él la rodea con sus brazos y ella descansa sobre los hombros. Dice el Evangelio que el pastor está muy contento, y convoca a todos para darles la buena noticia: Ha encontrado a la oveja perdida. Pues esta es la imagen del cielo, hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve que no necesitan conversión”.

"No seamos funcionarios"

En esta fiesta, la diócesis getafense ha delebrado también los jubileos de los sacerdotes que han cumplido 50 y 25 años de su ordenación. “Quiero hacer notar que los sacerdotes que celebran sus Bodas de Plata son los seminaristas que comenzaron el seminario de una diócesis naciente. Comenzaron una verdadera aventura en Cubas de la Sagra, una aventura que ha dado abundantes frutos para esta iglesia diocesana. Damos gracias a Dios por vosotros y con vosotros. Damos gracias a Dios por nuestro seminario y pedimos que el Señor nos siga bendiciendo con santas y abundantes vocaciones, tan necesarias para el servicio de la Iglesia”.

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Este momento «sirve para volver al primer amor, para traer a la memoria la gracia recibida por la imposición de las manos, y tantas gracias recibidas a lo largos de estos años. También lo es para todos nosotros, queridos hermanos sacerdotes”.

Dirigiéndose a sus “hermanos sacerdotes” el prelado ha alertado del pelogro de “convertirse en funcionarios”. “No los somos. Nosotros somos siervos de Cristo, nuestra vida es Cristo, y su servicio es la misma vida vivida cada día, en cada instante como entrega igual a la suya”.

En definitiva, “el testimonio diario de nuestra vida y ministerio es un medio indispensable de nuestra evangelización. Nuestro modo de vida tiene una fuerza incomparable para nuestros fieles; nuestra vida se convertirá también en un gran interrogante frente a una cultura que ha olvidado, y ya desconoce, el estilo evangélico de vida. Hemos de ser, pobres y austeros, mostrando donde está la verdadera riqueza, amigos y hermanos de los pobres que han de encontrar en nosotros el amor de un Dios que se preocupa de ellos", ha concluido.


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