El obispo de Astorga recuerda la figura de las enfermeras mártires: "Su coraje nos abre un nuevo horizonte"

Mons. Jesús Fernández ha subrayado que "en un mundo anémico de amor y comunión el testimonio de estas mártires alimenta la reconciliación y la fraternidad"

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Este sábado, 29 de mayo de 2021, se ha celebrado con gran solemnidad la Beatificación de las Venerables Siervas de Dios Pilar, Olga y Octavia, voluntarias enfermeras laicas, mártires de Astorga, asesinadas in odium fidei en Pola de Somiedo (Asturias) en 1936 en el contexto de la persecución religiosa en España.

La ceremonia de Beatificación ha tenido lugar en la Catedral de Astorga y ha sido presidida por el representante del Santo Padre Francisco, Card. Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos quien pronunció su homilía destacando la caridad de las tres mártires que donaron su vida por los enfermos y sufrientes.

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Las palabras del Card. Semeraro

“Todos somos débiles”, y lo eran “también nuestras hermanas”, evidenció el purpurado al inicio de su homilía, recordando a continuación las palabras que el Señor repitió a sus discípulos y que nos repite también a nosotros, porque sabe que lo necesitamos: ¡No temáis, no tengáis miedo!

Subrayando que “nuestra sociedad está marcada por el temor”, el Prefecto de la congregación para las Causas de los Santos, evidenció que “el verdadero problema para nosotros es cuando el miedo determina nuestras elecciones o cuando nos hace desistir de nuestras convicciones; cuando nos bloquea en nuestras relaciones con los demás y también con Dios.”

A continuación, monseñor Semeraro se refirió a la situación de miedo determinada en este momento por la pandemia y recordó que el camino a seguir indicado por el Papa, es siempre el de la caridad: "En este momento de crisis por la pandemia que estamos viviendo, esta cercanía nos pide que la manifestemos más, que la mostremos más. No podemos, quizás, acercarnos físicamente por miedo al contagio, pero sí, podemos despertar en nosotros una actitud de cercanía entre nosotros: con la oración, con la ayuda, muchas formas de cercanía. ¿Y por qué deberíamos estar cerca el uno del otro? Porque nuestro Dios está cerca, quiso acompañarnos en la vida. Es el Dios de la cercanía. Por eso no somos personas aisladas: estamos cerca, porque la herencia que hemos recibido del Señor es la cercanía, es decir, el gesto de cercanía" (Homilía en Santa Marta, 18 de marzo de 2020).


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Vuelve a ver la Solemne Eucaristía y Beatificación de las tres mártires enfermeras de Astorga

Las tres beatas, "ardían también en el fuego de la caridad"

El Prefecto para la Congregación para las Causas de los Santos evidenció que también las tres beatas, para no bloquearse por el temor, “ardían también en el fuego de la caridad”. “Las tres jóvenes laicas Pilar, Olga y Octavia ya habían emprendido el camino de la caridad, alimentando su vida cristiana "ordinaria" con la actividad apostólica. Cuando más tarde eligieron trabajar como enfermeras en la Cruz Roja aquí en Astorga, encauzaron su vocación laica por este camino hasta el martirio, el testimonio supremo de amor por Cristo

Asimismo, recordó que “no podemos ser discípulos de Jesús evitando los conflictos, quizás contratando seguros de vida”. “La posibilidad del martirio está siempre presente en la vida de los cristianos. Así fue para nuestras Beatas”, agregó, citando palabras del Obispo de Astorga en la carta pastoral en preparación de esta beatificación.

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La actividad caritativa de las tres enfermeras mártires

Destacando la actividad caritativa de las tres enfermeras laicas españolas, dedicadas a cuidar de los enfermos y heridos, el prelado recordó la “dignidad propia inenarrable” del cuerpo, que “participa de la dignidad de imagen de Dios”. Y concluyó: “Las beatas Pilar, Olga y Octavia se dedicaron a cuidar el cuerpo debilitado y sufriente, de modo que, aun en el peligro que se presentaba, no quisieron abandonar a los heridos, sino que siguieron asistiéndolos arriesgando sus propias vidas. Debido a esta ferviente caridad, cuando sus cuerpos fueron amenazados no se bloquearon por el temor, sino que, ardiendo en el fuego de la caridad, sufrieron torturas y humillaciones. Soportaron todo con una fuerza sobrenatural; se dispusieron para sufrir la muerte con un espíritu de fe. Murieron aclamando a Cristo Rey, y es esta profesión de fe la que las convirtió en mártires.”

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Las palabras del obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández

El obispo de Astorga, ya al final de la Celebración Eucarística, recordó que a lo largo de la vida de las tres enfermeras mártires “se le presentaron frecuentemente tres opciones, pasar de largo, usar violencia o cuidar al herido que fue lo que hicieron. Las tres mártires decidieron cuidar a los frágiles, aún siendo conscientes del peligro que corrían de recibir ellas mismas una herida mortal”.

Mons. Jesús Fernández ha subrayado que “en Pilar, Olga y Octavia, el Señor nos ha enseñado un modo de vivir más que un modo de morir, en ellas aprendemos lo que es una autentica vida de fe, en la que no puede faltar el cultivo de la vida religiosa, la formación, la vida comunitaria, la responsabilidad con los pobres y los heridos de este mundo. En un mundo anémico de amor y comunión el testimonio de estas mártires alimenta la reconciliación y la fraternidad, en un mundo donde la verdad es maltratada, la fe de las mártires en la verdad de Dios se convierte en astro luminoso, en un mundo donde la esperanza a duras penas se abre paso, su coraje nos abre un nuevo horizonte.”


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