Mons. Argüello afirma que la pandemia nos ha devuelto a "lo real" y a un tiempo de "protagonismo social"

El Secretario General de la CEE advierte que la crisis económica derivada de la covid-19 afectará a todos, pero debe dar paso a la solidaridad

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El Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha participado en el coloquio 'Reflexiones ante la nueva realidad' que se ha celebrado en la Catedral de Burgos, en el marco de los ciclos ‘Diálogos en la Catedral’ organizado con motivo del VIII Centenario de la construcción de una de las catedrales más bellas del planeta.

El también obispo auxiliar de Valladolid ha tenido la oportunidad de tratar diferentes cuestiones del mundo que nos rodea, y en la que los efectos de la pandemia ha sido el gran protagonista. Un virus que nos ha traído lo que conocemos ya como la nueva normalidad, y que ha venido para quedarse. Pero el portavoz de la CEE, ha ido más allá.

“Este virus ha tirado de la manta pero, en realidad, este cambio de paradigma y de normalidad ya venía gestándose. Y qué decir de lo que vendrá estas semanas. En el contraste entre la realidad y la normalidad, me alegra que el virus nos haya hecho apreciar de nuevo lo real. Porque venimos de una etapa marcada por la interpretación. Nuestra sociedad necesita volver a contar con lo real, también en su componente dramático. En lo que realmente ocurre”, subraya.

La crisis económica que se avecina debe dar paso a la solidaridad

Lo cierto es que el coronavirus se contextualiza en una España que aún estaba terminado de recuperarse de la anterior crisis, la del 2008. No obstante, el Secretario General del organismo episcopal establece una diferencia entre ambas, que tiene que ver con el concepto de global: “La anterior crisis nos llevó a una pérdida de poder adquisitivo, cambios en las reglas del juego laborales o asumir lo que la economía global significa. En esta crisis de la pandemia, los problemas de transporte, debido a esta globalidad, plantea unas características de crisis económica muy radicales”.

Don Luis Argüello vaticina que los autónomos y pymes serán uno de los grandes perjudicados de la crisis que ya está entre nosotros, en la que se prevé una caída del PIB del 12%, según estimaciones del FMI. Un dato que no ha pasado desapercibido para el obispo auxiliar de Valladolid, que alerta que “esta caída no se repartirá de la misma manera. Habrá mucha gente que irá hacia abajo, cuando llevamos mucho tiempo de progreso. Situarnos en esta novedad de la realidad será un desafío para organizar la vida común, para la solidaridad, la fraternidad y para la organización del común que organiza la vida política”, precisa Argüello.

Ante un panorama lleno de incertidumbres, el portavoz de la CEE ha instado a la población a no mirar para otro lado y ser protagonistas sociales del momento: “Es el momento de la responsabilidad de cada uno. A la fuerza, vamos a perder recursos materiales y esto tiene que dar paso a la solidaridad. La pandemia nos hace caer en la cuenta de una pobreza frágil”.

Una fragilidad que, como ha explicado, debe ir acompañado de esperanza para evitar el repliegue social y recurrir al “lo primero es lo mío, y luego ya veremos”. No obstante, el Secretario General se ha mostrado optimista durante el coloquio en la catedral burgalesa: “Lo españoles respondemos bien ante los momentos trágicos”.


El papel de la familia

El papel de la familia en esta crisis ha sido otro de los temas que ha abordado Don Luis Argüello, quien considera que se ha visto reforzada: “Está en dificultad, pero vemos la importancia que tiene. Yo creo que el Ingreso Mínimo Vital no es lo más importante, sino el salario familiar. Es decir concentrar las ayudas en la vida familiar, el cuidado de los niños, de los mayores... y para ello se debe unir el Estado, el mercado y la donación. Llevamos un tiempo en el que parece que hablar de la familia es una reliquia del pasado. Quizás pensando en los niños y mayores y en la distribución del trabajo ante las máquinas que no cesan, haya que valorar una forma de realización personal que tenga en cuenta la actividad del bien común que cuide a la familia. Una realización que no tiene por qué ser laboral”, sostiene.

¿Ha servido la pandemia para reforzar la espiritualidad?

Preguntado si la covid-19 ha traido un cuestionamiento sobre la religiosidad, el portavoz de la CEE recuerda que la pandemia “nos pilló en temporada alta para la Iglesia, con la Cuaresma y la Semana Santa. Para algunas personas la pandemia ha sido un empujón para alejarse aún más de Dios. Pero se ha resaltado en este tiempo la iglesia doméstica, que ha seguido la Eucaristía por televisión, han rezado a través de las redes sociales... La propia situación de fragilidad también suscita preguntas. Hemos vivido esta experiencia tremenda, sobre todo en marzo y abril, de concentración de cadáveres, por lo que implica poner la muerte delante nuestra, y puede suscitar también preguntas vinculadas a la Religión. La muerte nos interroga y nos hace mirar hacia lo alto. Ha habido de todo en la pandemia”.

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