Misión América en Belén: "Lo que para nosotros es una tontería, para ellos es la imposibilidad de usar un parque"

La ONG lanza su campaña de Navidad para rehabilitar el patio del Hogar Niño Dios, un espacio vital para el desarrollo y el ocio de sus 40 residentes

Misión América

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Redacción Religión

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La organización Misión América ha lanzado su campaña de Navidad con un objetivo claro: devolver la alegría y un espacio de ocio a las 40 personas con discapacidad que residen en el Hogar Niño Dios de Belén. El proyecto busca recaudar fondos para rehabilitar la zona exterior del centro, que ha quedado inutilizable, impidiendo el desarrollo de actividades esenciales para sus residentes.

Un refugio en Tierra Santa

El Hogar Niño Dios se inauguró en el año 2005 por iniciativa del párroco local, quien observó cómo los niños con discapacidad eran desatendidos por las autoridades a partir de los dos años. Junto a un grupo de religiosas, se fundó este centro para acoger a los menores abandonados o cuyas familias no podían hacerse cargo. Lo que comenzó como un refugio se ha convertido hoy en una gran familia formada por 40 residentes de diversas edades y cuatro hermanas que actúan como sus madres.

El responsable de proyectos de Misión América, Ignacio Torres Gutiérrez de Tovar, explica que la elección del lugar para la campaña de este año fue clara por su simbolismo. "Lo elegimos por varios motivos, uno porque es Belén, entonces, Navidad, Belén, donde nació Jesucristo, o sea, era un sitio maravilloso", ha señalado Torres. La labor de las religiosas y los voluntarios es fundamental para sacar adelante el día a día en un entorno que requiere una dedicación absoluta.

Un patio perdido, una necesidad urgente

El principal problema que enfrenta actualmente el Hogar Niño Dios es la pérdida de su zona exterior. Según explica Torres, "por unas aguas subterráneas se ha desnivelado y ya no la pueden utilizar". Este espacio era crucial para los residentes, ya que allí realizaban actividades de ocio, terapias de fisioterapia y ejercicios para mejorar la capacidad cognitiva.

La pérdida de este patio ha supuesto un duro golpe para la comunidad, que se ha visto privada de su única vía de escape. "Imaginaros ellos durante todo este tiempo que esas zonas exteriores no las pueden utilizar, es como si estuvieran en la pandemia", lamenta el responsable de Misión América. Para personas con problemas de movilidad severos, que en su mayoría utilizan sillas de ruedas, la existencia de barreras arquitectónicas como unos simples escalones supone la "imposibilidad de utilizarlo".

El proyecto no solo busca reconstruir un parque, sino devolver una herramienta fundamental para el desarrollo personal y cognitivo de los residentes. Como ha destacado Torres, que un niño no pueda salir a jugar o no tenga un espacio adaptado "les imposibilita el desarrollo personal". Por ello, la campaña se centra en conseguir que estos espacios exteriores vuelvan a ser seguros y accesibles para todos.

La fe y la misión en una zona compleja

La labor del Hogar Niño Dios se desarrolla en un contexto especialmente difícil. Belén es descrita como una "ciudad totalmente asediada por las fuerzas israelíes", donde los católicos "no tienen mucho margen de maniobra". En este entorno, los misioneros y voluntarios trabajan con "los márgenes de los márgenes", personas con discapacidad que, en muchos casos, "no las quiere nadie".

Ignacio Torres destaca la naturaleza del trabajo misionero, que consiste en estar "en los sitios más complicados del mundo, en los sitios más apartados donde hay más pobreza, donde no llegan otros". En Belén, la falta de turismo en los últimos dos años ha provocado una drástica caída del voluntariado, un pilar fundamental para el hogar. Cuatro hermanas se encargan de 40 personas, una tarea que Torres califica de hazaña: "llevar 40 personas con discapacidad entre cuatro, te digo que es prácticamente, no sé cómo lo hacen, es prácticamente imposible".

A pesar de las dificultades extremas, es la fe lo que les mantiene y les da ilusión para continuar. Según transmiten los misioneros, el vínculo con los residentes es profundamente enriquecedor. "La felicidad, lo que es el amor que ellos devuelven, es 100 veces más de lo que se les da", afirma Torres.

Los residentes del hogar presentan un amplio abanico de discapacidades, desde esquizofrenia y síndrome de Down hasta parálisis cerebral, lo que requiere un cuidado altamente especializado. Los voluntarios que llegan, llenos de energía, deben seguir las indicaciones de las hermanas, que conocen a cada persona y saben cómo tratar sus necesidades específicas. La ayuda no es solo material, sino también "espiritual y del día a día".

La campaña de Navidad de Misión América hace un llamamiento a la solidaridad para reconstruir este espacio vital. El objetivo es simple pero transformador: que los niños y adultos del Hogar Niño Dios puedan volver a jugar en un parque adaptado, un derecho básico que les ha sido arrebatado.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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