Los secretos de la exposición sobre San Ignacio de Loyola que ha inaugurado el Museo Diocesano de Barcelona

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Omella, ha inaugurado la exposición que podrá visitarse hasta el 5 de febrero y que recorre los principales hitos de la vida del santo

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Con motivo del 500 aniversario de la llegada de San Ignacio de Loyola a Manresa, el Museo Diocesano de Barcelona ha inaugurado la exposición llamada 'Ignatius Experience, el poder transformador de una herida’, dedicada al fundador de los jesuitas y que estará abierta al público hasta el 5 de febrero.

Una muestra en la que se exhiben algunas de las obras relacionadas con la vida de Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús, a través de un itinerario por el camino que recorrió el santo desde que fue herido en la defensa de Pamplona, su convalecencia en Loyola y su peregrinación espiritual y humana que le llevó por media Europa hasta París, donde fundó la congregación.

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, fue el encargado de dar pistoletazo de salida a la exposición junto al comisario Josep Maria Riera, y de los asesores de la muestra Xavier Melloni y Francesc Riera.



La exposición se recorre de forma individual, con el fin de que cada uno lo experimente de acuerdo con su momento vital, y que explica los principales hitos de la vida del santo con conceptos de nuestros días. Por eso, se produce un diálogo constante entre la vida de Ignacio de Loyola de hace 500 años y la del propio visitante que va recibiendo interpelaciones a lo largo de la visita.

La muestra también ofrece un diálogo creativo entre piezas históricas que representan la vida de san Ignacio de Loyola y pinturas contemporáneas, de autores como Picasso, que actualizan su mensaje en los parámetros actuales.

'Ignatius Experience, el poder transformador de una herida' pretende ser también una muestra del método de los Ejercicios Espirituales ideados por san Ignacio. De alguna manera, el visitante experimenta una vivencia espiritual que le permite escuchar tanto sus propios silencios incómodos como descubrir su propio silencio liberador. Y, al acabar, se lo invita a salir del museo con un propósito de mejora.

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