José Vicente, párroco de Catarroja: "Con la lluvia a la gente le da un vuelco el corazón, revive la tragedia"
Un año después, el sacerdote de la segunda localidad con más fallecidos narra el trauma que aún perdura en sus vecinos

La localidad de Catarroja afectada por la dana
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Ha pasado un año desde la trágica dana que devastó múltiples localidades, y la herida sigue abierta. Especialmente en Catarroja, la segunda localidad con más fallecidos, donde el recuerdo del agua y el barro lo impregna todo. Su párroco, José Vicente Alberola, atiende a una comunidad que, después del esfuerzo titánico de la reconstrucción, se enfrenta al "bajón" psicológico. Un proceso lento para superar un trauma muy grande marcado por las pérdidas humanas y materiales.
El recuerdo imborrable de la tragedia
El sacerdote explica que, tras el esfuerzo inicial por limpiar el barro y rehabilitar las casas, "ahora sale un poco el momento del bajón". En esta nueva fase, la labor se centra en "acompañar a mucha gente" que todavía arrastra las secuelas. El miedo, de hecho, es un sentimiento latente que reaparece con fuerza ante cualquier amenaza de lluvia, por mínima que sea.
La activación de las alertas meteorológicas hace unas semanas supuso un golpe emocional para muchos vecinos. "Para mucha gente le dio un vuelco al corazón, le recordó todo lo que ha vivido, toda la sorpresa, la tragedia del agua que arrastraba a la gente, arrastraba todo", relata Alberola. Esta reacción, asegura, revive la incertidumbre y el miedo a que las alcantarillas, aún no reparadas del todo, no puedan soportar nuevas lluvias.

La localidad de Catarroja afectada por la dana
La fe y la esperanza como refugio
Ante un golpe tan traumático, el párroco señala que la fe ofrece "una luz que nos ilumina" y permite afrontar la situación "de una manera distinta". Alberola encuentra consuelo en la idea de que "para los que creen, todo es para nuestro bien", y subraya la importancia de "levantar la mirada al cielo" para comprender que Dios "también está actuando en medio de toda situación un poco tan dramática".
Esta perspectiva, explica, ayuda a recordar la naturaleza transitoria de la vida terrenal sin caer en la tristeza. "Nacemos para el cielo y estamos aquí de paso", comentaba con un vecino durante un entierro. Un pensamiento que, según él, "viene a hacernos presente que todo es precario en esta vida", pero vivido "desde la esperanza de que hay algo más".

La localidad de Catarroja afectada por la dana
Voluntarios y una necesidad cambiante
La ola de solidaridad que siguió a la catástrofe fue fundamental. "Fue inestimable la labor de los voluntarios que vinieron a las parroquias", afirma el sacerdote. Durante el primer mes y medio, los propios vecinos y voluntarios locales, como los de Cáritas, no podían colaborar porque "muchos de ellos habían perdido todo". La parroquia de María Madre se convirtió en un gran centro de ayuda que organizaba el trabajo de cientos de personas llegadas de fuera.
Con el tiempo, las necesidades han cambiado. Una vez que los comercios reabrieron y las calles fueron transitables, el enorme contingente de voluntarios ya no era tan necesario. Actualmente, son los propios vecinos de Catarroja quienes han tomado el relevo en las labores de ayuda, mientras avanza la reconstrucción de los templos, inundados por más de dos metros de agua.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.





