La iglesia de un pueblo de Extremadura con el escudo de un equipo de fútbol en su fachada y que fue investigada por el régimen franquista

Antonio Serván inmortalizó en piedra bendita el símbolo de su equipo en la iglesia de Trujillo, desatando una investigación oficial que llegó a debatirse en un consejo de ministros

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Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo

Gonzalo de Esteban

Madrid - Publicado el

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En 1972, mientras restauraban la emblemática Torre Julia de la iglesia de Santa María la Mayor en Trujillo, Extremadura, un cantero de 45 años, aficionado del Athletic Club, decidió tallar en secreto el escudo rojiblanco en uno de los 58 capiteles de piedra que estaba esculpiendo. Su nombre era Antonio Serván "El Rana", y aquel gesto audaz iba a provocar que la Dirección General de Bellas Artes del régimen franquista abriera una investigación oficial y que el asunto llegara incluso a debatirse en un consejo de ministros. Así, de forma accidental e irreversible, el único escudo del Athletic Club grabado de manera permanente en un templo religioso español quedó inmortalizado en una iglesia de 1232, convirtiéndose en una leyenda que une fútbol, arte religioso y rebeldía en una sola roca.

Antonio Serván fue invitado personalmente por el Athletic Club a Bilbao, donde vivió el sueño de su vida: conocer a su ídolo, el mítico portero José Ángel Iribar. Esta visita, lejos de ser un castigo, se convirtió en una celebración de la pasión desinteresada por un equipo. Aquel gesto de un humilde cantero extremeño demostró que la devoción por el Athletic trascendía las fronteras de Bilbao, llegando incluso a hombres que decidían inmortalizarla en piedra sagrada. 

El Athletic Club como templo católico  

Cuando un aficionado vitorea a su equipo desde las gradas de San Mamés, probablemente no sabe que está dentro de un estadio cuyo nombre evoca a un mártir cristiano del siglo III que fue arrojado a los leones por confesar su fe. El Athletic Club de Bilbao no es simplemente un equipo de fútbol: es una institución católica donde la Iglesia ha estado presente en cada aspecto de su identidad. El terreno en el que se alza San Mamés fue sagrado durante siglos, primero con una ermita dedicada a San Mamés de Cesarea desde 1447, luego con un convento franciscano, y finalmente con la actual Casa de Misericordia. Así, cuando en 1913 el Athletic construyó su primer estadio, lo hizo sobre tierra bendita que guardaba más de 466 años de presencia eclesiástica. Desde entonces, cada partido jugado ha ocurrido en un recinto que mezcla el deporte profesional con lo sagrado.

Athletic club de Bilbao, estadio San Mames

Pero la conexión religiosa del Athletic no se limita solo al terreno físico. El escudo del club es en realidad un mapa de símbolos católicos que ha perdurado durante 120 años. Las famosas aspas que adornan el pecho de cada futbolista rojiblanco son Cruces de San Andrés, un emblema medieval que fue concedido como reconocimiento real a los caballeros vascos que habían luchado bajo la protección de un santo. Los archivos han narrado cómo en 1403, cuando el rey Fernando III El Santo solicitó ayuda al Señor de Bizkaia para conquistar Sevilla, centenares de caballeros vascos acudieron y lucharon bajo el estandarte de San Andrés. Aquel sacrificio quedó marcado para siempre en la heráldica vasca, y es precisamente lo que hoy lleva cada jugador del Athletic en su uniforme. Junto a esta cruz, el escudo conserva la iglesia de San Antón representando a Bilbao y el árbol de Gernika de Bizkaia, haciendo que cada elemento sea un testimonio de fe, tradición y devoción.

Athletic club de Bilbao

95 años ofrendando títulos a la patrona  

Desde 1930, cada año, sin excepción, la plantilla completa acude a la Basílica de Begoña para ofrendar públicamente todos los títulos ganados a la Virgen patrona de Vizcaya. El presidente del club, acompañado por jugadores, cuerpo técnico y directiva, se acerca al altar de la Virgen para presentar solemnemente cada trofeo conquistado: ligas, copas, todo...  Lo sorprendente es que ni siquiera la pandemia mundial de 2020 pudo interrumpir esta práctica.

Ofrenda a la Virgen de Begoña