La Iglesia acompaña a los presos en su camino a la redención: "Tienen que responsabilizarse, perdonarse y pedir perdón a las víctimas; eso les libera"

El padre Jaume Alemany relata en TRECE la labor de acompañamiento espiritual a los internos, un apoyo clave para recuperar la dignidad y facilitar la reinserción

La Pastoral Penitenciaria busca acompañar a los presos y a sus familias

Redacción Religión

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El padre Jaume Alemany, delegado diocesano de la Pastoral Penitenciaria de Mallorca, lleva 30 años circulando por las prisiones y lo tiene claro: "lo primero que necesitan los internos es sentirse escuchados". En el programa 'Ecclesia al día' de TRECE, ha explicado la labor fundamental que la Iglesia realiza en las cárceles, un trabajo silencioso que busca atender la "pobreza espiritual".

Acompañamiento, la primera necesidad del preso

La principal necesidad de una persona entre rejas es el "acompañamiento, que no se les juzgue, que se les escuche", subraya Alemany. La misión de la pastoral penitenciaria va más allá de la acción social; su pilar es la atención espiritual, una dimensión que los propios internos "valoran mucho y agradecen", independientemente de sus creencias. El objetivo es ofrecer un apoyo que muchos reclusos demandan cuando sienten que han "tocado fondo" y su fe, antes adormecida, se despierta.

En Mallorca, esta labor la realizan unos 30 voluntarios que atienden una prisión con 1.400 internos y un centro de tercer grado con otros 300. Se organizan actividades diarias que se intensifican los fines de semana con celebraciones de la palabra y la eucaristía, adaptándose a la compleja estructura de los módulos. Para las grandes fiestas como Navidad, Pascua o la Merced, se llegan a juntar hasta 150 internos para celebrar su fe en comunidad.

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La reinserción: un camino de fe y perdón

Aunque el objetivo teórico de la prisión es la reinserción, el padre Alemany señala que el sistema "está pensado para aislar", no para reinsertar. Por ello, la labor de la Iglesia continúa fuera de los muros a través de pisos de acogida. Estos hogares ofrecen a los que salen una oportunidad para iniciar un proceso de inserción laboral, restablecer lazos familiares y, sobre todo, tener acceso a una vivienda, un problema especialmente acuciante en Mallorca.

El gran reto, según Alemany, es ayudarles a entender la libertad interior, asumir la culpa y transitar el camino del perdón. "Se tienen que responsabilizar de sus actos, perdonarse a sí mismos y pedir perdón a las víctimas; esto les libera", afirma. Explica que muchos creen que con cumplir la condena es suficiente, pero insiste en que queda la parte más importante: la reconciliación humana con su entorno.

Este proceso no se centra en una simple confesión, sino en "tomar conciencia del daño que han hecho" para poder salir reconciliados consigo mismos y con la sociedad. Cumplir la pena impuesta por un juez es una cosa, pero sanar las heridas humanas con la familia y las víctimas es la verdadera clave para no volver a delinquir y, en definitiva, recuperar su dignidad.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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