Los espacios religiosos que han sido utilizados durante la pandemia para fines sociales

Durante estos meses de pandemia la Iglesia no ha dudado en abrir las puertas de sus espacios para ayudar a los más necesitados

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Durante estos meses de pandemia la Iglesia no ha dudado en ningún momento en abrir las puertas de sus instalaciones eclesiales y los obispos han puesto todo a disposición de Moncloa y de los gobiernos regionales para transformar sus espacios en albergues, comedores y hospitales de campaña.

La vuelta al cole es una de las primeras grandes incógnitas del nuevo curso y la Iglesia ha tendido la mano, una vez más, al Gobierno. La CEE ha ofrecido que sus instalaciones se conviertan en aulas si esto fuera necesario. Las 23.000 parroquias españolas permitirían así habilitar espacios como aularios cerca de colegios e institutos sea en grandes ciudades como en pueblos. El mismo día en que se reunieron la CEE con el Gobierno, en Roma se firmaba un acuerdo entre el Ayuntamiento, la región, y la diócesis de Roma para ceder las parroquias durante el curso 2020-2021.

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Los seminarios se convirtieron en albergues

A lo largo de la cuarentena y en los meses de la desescalada han sido muchos los espacios que la Iglesia ha reconvertido para ayudar a la sociedad. Muchos seminarios han cambiado su aspecto reconvirtiéndose en albergues para personas sin hogar. Así por ejemplo el Seminario Menor de Palencia donde se habilitaron treinta habitaciones individuales y aisladas o en Valladolid donde ofrecieron dos de los edificios más emblemáticos de la diócesis: el Centro Diocesano de Espiritualidad y el Seminario Diocesano. En el primero de los casos, las cincuenta habitaciones con que cuenta el centro se pusieron a disposición de la Consejería de Sanidad para lo que fuera necesario, mientras que su albergue lo gestionó Cáritas Diocesana para acoger a las familias que podían ser objeto de desahucio o que tuvieron que dejar sus pensiones u hoteles. Cáritas además habilitó las plantas segunda y tercera del Seminario Diocesano. La finalidad era albergar a aquellos sin techo que sufrían un mayor deterioro y presentaban problemas añadidos como la drogadicción, el alcoholismo o la enfermedad mental.

También en Sevilla, el arzobispo, Mons. Juan José Asenjo, ofreció las instalaciones del Seminario para acoger a los enfermos víctimas de la epidemia del coronavirus. En Granada se puso a disposición de las autoridades sanitarias el edificio del Seminario Mayor “San Cecilio” y en Lugo se ofreció a las autoridades civiles las instalaciones del Seminario Diocesano para acoger al personal sanitario. De norte a sur las diócesis españolas no dudaron ni un solo segundo en ofrecer sus instalaciones.

En Burgos, el Seminario de San José ha acogido temporalmente el albergue para personas sin hogar. Cáritas y el Ayuntamiento de Burgos tomaron la decisión de trasladar el albergue municipal para personas sin hogar a este espacio para atender a las nuevas necesidades creadas por el coronavirus.

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La acogida de la UME en Soria

El seminario de Soria sirvió de hogar para decenas de militares de la Unidad Militar de Emergencia desplazados a la provincia dentro de la Operación Balmis. O los jesuitas de Lérida, que transformaron la parroquia Sant Ignasi de Loiola en albergue para los temporeros sin techo en mayo. El Obispado de Ourense puso a disposición de la Subdelegación del Gobierno en Ourense la Casa Diocesana de Ejercicios para cualquier uso que pudiera servir ante las medidas adoptadas por el coronavirus.

La diócesis de Segorbe-Castellón puso a disposición de las autoridades sanitarias y del ayuntamiento de Segorbe las instalaciones de la parte residencial del seminario y el Seminario de la Diócesis de Urgell acogió personas mayores de la Residencia asistida y de la unidad sociosanitaria de la Fundación Sant Hospital (FSH) de La Seu d'Urgell.

El arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Celso Morga Iruzubieta ofreció todas las instalaciones de la Archidiócesis para todo lo que se necesitaba en la lucha contra el coronavirus. En Huelva se ofreció a la delegación del Gobierno, desde el primer momento de la crisis, la Casa de Espiritualidad de la Virgen de la Cinta para personas sin hogar con dificultades de movilidad.

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Alojamiento para médicos, enfermeros y enfermeras

En Toledo se transformó la Casa Diocesana de Ejercicios como alojamiento para médicos, enfermeros y enfermeras, policía, militares o miembros de protección civil, así como 40 plazas del Seminario Mayor y la Catedral que ofreció el claustro del templo para instalar algún centro de atención a los afectados.

En Madrid, entre muchísimas cosas, la Parroquia de Santa Rosalía acondicionó sus locales para acoger a migrantes que se habían quedado sin ingresos. En la Archidiócesis de Pamplona y Tudela la Casa de Ejercicios de Burlada recibió a curados por coronavirus. El convento acogió a los pacientes hasta el final de su aislamiento antes de volver a sus casas

En Valencia, el arzobispo, cardenal Cañizares ofreció al presidente de la Generalitat Valenciana, las casas de ejercicios y los templos que fuesen necesarios para la asistencia sanitaria que se requería. La casa de espiritualidad Coto Dorda fue uno de los recursos que el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, puso al servicio del Ayuntamiento cartagenero.

En Mallorca personas sin techo fueron acogidas en el espacio Casa Vida de la Parroquia Molinar, fruto de un convenio entre la Fundación Social La Sapiencia y el Consejo de Mallorca. Los usuarios no disfrutaron únicamente de un alojamiento, sino que se les proporcionó un proceso para salir de la exclusión social. Un equipo de profesionales - psicólogos, trabajadores sociales, monitores ...- estuvieron detrás para apoyar su integración en la vida social y laboral.

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