El emocionante mensaje de la hermandad de Morante de la Puebla tras su inesperada despedida: "El aire de la Puebla hoy sopla distinto"

La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de La Puebla del Río expresa públicamente su cariño y gratitud hacia José Antonio Morante de la Puebla tras su inesperada retirada en Las Ventas

Alfredo Arévalo / Plaza 1

Morante de la Puebla, a hombros en Las Ventas

Gonzalo de Esteban

Madrid - Publicado el

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José Antonio Morante de la Puebla, reconocido maestro del arte taurino, ha visto cómo su vínculo con la Hermandad del Rocío de La Puebla del Río cobra un nuevo matiz tras su retirada del toreo. A través de una publicación en Instagram, la hermandad emitió un mensaje cargado de cariño, oración y gratitud hacia el torero en el momento en que decide cerrar su etapa profesional.   

Aunque la retirada de Morante fue sorpresa, la hermandad ha llenado ese vacío con un gesto público que trasciende lo taurino. En su mensaje, hacen hincapié en la entrega, el arte y la fe que han acompañado al maestro desde su tierra natal: "Desde la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de La Puebla del Río, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento y gratitud al maestro, que con tanto orgullo ha llevado el nombre de este pueblo, su idiosincrasia y su bandera, por todos los rincones a donde ha llevado su arte, tanto a nivel nacional como internacional." Es una despedida que va más allá del aplauso: es abrazo espiritual, reconocimiento y oración por su nueva etapa.

La tarde del 12 de octubre, Día de la Hispanidad, pasará a la historia del toreo. José Antonio Morante de la Puebla, uno de los grandes artistas de la tauromaquia moderna, anunció su retirada tras una faena memorable en Las Ventas. El diestro sevillano cortó dos orejas al cuarto toro antes de realizar el gesto más simbólico de su carrera: se quitó la coleta en el centro del ruedo, en medio de un silencio cargado de emoción. El público, consciente del momento histórico, se levantó para ovacionar al torero de La Puebla del Río, que abandonó el coso madrileño por la Puerta Grande y entre lágrimas.

 "Hoy sentimos un inmenso vacío por tu despedida maestro, el aire de la Puebla hoy sopla distinto, se va el maestro dejando su nombre en lo más alto de la tauromaquia, y sentimos un profundo sentimiento de admiración y un inmenso orgullo por haber sido privilegiados de ser testigos de tu arte y ser partícipes, de alguna manera, del legado que dejas" ha expresado la hermandad a través de su instagram.  El público, consciente del momento histórico, se levantó para ovacionar al torero de La Puebla del Río, que abandonó el coso madrileño por la Puerta Grande y entre lágrimas.

Europa Press

Morante de la Puebla se corta la coleta en la plaza de toros de Las Ventas

Durante más de tres décadas, Morante ha encarnado el toreo como una expresión de fe, arte y sacrificio. Nacido en La Puebla del Río (Sevilla), debutó en 1997 y desde entonces ha sido un referente de inspiración clásica y sentimiento puro. En múltiples ocasiones, el torero ha hablado de su necesidad de silencio, de su devoción y del valor del alma en el arte: “Sin emoción no hay verdad”. 

 Un torero con alma cristiana  

En los caminos del Rocío, bajo la Blanca Paloma, Morante ha caminado junto a sus paisanos, compartiendo la oración, la música y la esperanza. Su vínculo con la hermandad de su pueblo es una parte inseparable de su identidad. En cada gesto, en cada capotazo, hay algo de esa raíz andaluza y creyente que lo define: la entrega como forma de amor y de fe.

Este adiós, por tanto, no es un final abrupto, sino una transición espiritual. En palabras de muchos devotos, “Morante ha toreado su última corrida como quien reza su última oración pública”. La plaza se convirtió en un templo, el ruedo en altar, y la emoción, en oración colectiva.

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Morante de la Puebla durante su faena en la plaza de toros de Las Ventas

 Del arte al silencio: el legado de un genio  

Con su estilo único y su defensa del toreo clásico, Morante devolvió a la tauromaquia la gracia y el misterio del pasado. Su figura trasciende el ruedo: representa la belleza del gesto sencillo y la hondura del alma. Su retirada, sin discursos ni comunicados, fue coherente con su personalidad: discreta, profunda, cargada de simbolismo.

Morante deja el ruedo, pero no el espíritu. Su legado quedará entre el arte y la fe, recordándonos que el toreo, cuando se hace con verdad, también puede ser una oración.