El Credo, el 'DNI' de la fe que sigue uniendo a los cristianos 1.700 años después del Concilio de Nicea

La Comisión Teológica Internacional ha publicado el documento 'Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador' con motivo de este aniversario para resaltar la vigencia y relevancia del Credo en la actualidad

Credo

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La Comisión Teológica Internacional (CTI) ha publicado el documento 'Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador' con motivo del 1.700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea, que se celebra el próximo 20 de mayo.

Se trata del primer concilio ecuménico de la Iglesia cristiana, un hito que marcó la definición de la fe cristiana, consolidando el Credo de Nicea, una proclamación fundamental que expresa la creencia en un Dios único en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El documento de la Comisión Teológica Internacional busca resaltar la vigencia y relevancia del Credo en la actualidad.

Un legado de unidad y fe

El Concilio de Nicea fue convocado por el emperador Constantino para resolver la controversia teológica suscitada por el arrianismo, una doctrina que negaba la divinidad de Jesucristo. La asamblea de obispos de Oriente y Occidente definió la doctrina de Cristo como "consustancial al Padre" (homoúsius), rechazando las posturas que ponían en duda su divinidad. De este concilio emergió el Credo de Nicea, una expresión de fe que, junto con su complemento en el Concilio de Constantinopla de 381, se convirtió en la base doctrinal de la Iglesia cristiana.

En la actualidad, la Comisión Teológica Internacional subraya la importancia del Credo como un punto de referencia común para los cristianos de todas las denominaciones. En su documento, enfatiza cómo la fe expresada en Nicea sigue siendo un instrumento de unidad y evangelización, especialmente en un mundo caracterizado por cambios rápidos y crisis de sentido.

La relevancia del Credo en la vida cristiana

El documento "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador" está estructurado en cuatro capítulos, que abordan distintos aspectos de la vigencia del Concilio de Nicea. Uno de los puntos centrales es la dimensión doxológica del Credo, es decir, su carácter de alabanza a Dios. Según la CTI, el Credo no es solo una formulación dogmática, sino también una expresión de fe viva que debe inspirar la oración, la liturgia y la misión de la Iglesia.

El texto también destaca cómo el Credo ha moldeado la vida de los creyentes a lo largo de los siglos. Su influjo se percibe en la liturgia, la catequesis y la espiritualidad cristiana. La afirmación "creemos como bautizamos; y rezamos como creemos" ilustra cómo la fe de Nicea ha permeado la identidad cristiana.

Otro aspecto relevante del documento es la consideración del Concilio de Nicea como un evento tanto teológico como eclesial. Se resalta cómo la reunión de obispos en el año 325 estableció un precedente para la sinodalidad en la Iglesia. La CTI subraya que la forma en que se tomaron las decisiones en Nicea sigue siendo una inspiración para el actual proceso sinodal impulsado por el Papa Francisco.

Nicea y la evangelización en el mundo actual

El documento también aborda la importancia de hacer accesible la fe cristiana a todos los creyentes. Enfatiza que la fe expresada en Nicea no es un conocimiento reservado a una élite, sino una verdad destinada a iluminar la vida de todas las personas, especialmente de los más sencillos y vulnerables. La CTI recuerda que la doctrina cristiana, aunque profunda y compleja, debe ser comunicada de manera que todos puedan comprenderla y vivirla en su cotidianidad.

Por otro lado, el documento pone en relieve la necesidad de una evangelización renovada basada en la unidad y la esperanza. En un mundo fragmentado por divisiones ideológicas y conflictos, la CTI ve en el Credo de Nicea un punto de encuentro para superar diferencias y reafirmar lo que une a los cristianos: la fe en Jesucristo, la esperanza en la vida eterna y el compromiso con el Evangelio.

En este sentido, se menciona la posibilidad de establecer una fecha común para la celebración de la Pascua entre las diferentes confesiones cristianas, un deseo expresado en varias ocasiones por el Papa Francisco. La CTI subraya que la divergencia en la celebración de la fiesta más importante del cristianismo ha generado tensiones en las comunidades y escándalo entre los no creyentes. Una unificación de la fecha de la Pascua sería un signo poderoso de la unidad deseada por Cristo.

Una conmemoración significativa

Para celebrar este aniversario, el próximo 20 de mayo se llevará a cabo una jornada de estudio en la Pontificia Universidad Urbaniana. En este evento, teólogos y expertos reflexionarán sobre el impacto del Concilio de Nicea en la historia del cristianismo y su pertinencia en el mundo contemporáneo. Además, se buscará proyectar las enseñanzas del Credo hacia el futuro, ofreciendo pistas para la evangelización y el diálogo interconfesional.

La CTI concluye su documento con una exhortación a redescubrir el asombro ante el misterio de Cristo y a anunciar con renovado fervor la fe en Él. En palabras del Papa Francisco, se trata de "alimentar la fe de los creyentes y, partiendo de la figura de Jesús, ofrecer pistas y reflexiones útiles para un nuevo paradigma cultural y social, inspirado en la humanidad de Cristo".

El aniversario del Concilio de Nicea no solo es una ocasión para recordar un evento histórico, sino también una oportunidad para renovar el compromiso con la fe y la misión de la Iglesia en el mundo de hoy.