¿Para qué sirve realmente ayunar?

Antes de que llegue la Cuaresma, Manos Unidas nos hace para este viernes una propuesta. Se trata de la jornada de Ayuno Voluntario

Redacción Religión

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A las puertas de la Cuaresma, el tiempo litúrgico marcado por la oración, la limosna y el ayuno, Manos Unidas nos hace para este viernes una propuesta. Se trata de la jornada de Ayuno Voluntario. Desde hace más de 60 años muchas personas han tomado conciencia en este día de la pobreza que existe en muchas partes del mundo.

Manos Unidas propone este gesto, este ayuno para apoyar a los 735 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Hablamos de un gesto simbólico que se engloba dentro de las actividades de la Campaña Anual de esta ONG y que acabará el próximo 11 de febrero con la Jornada Nacional de Manos Unidas en la que lo recaudado en la colecta de todas las parroquias de España se destina a financiar proyectos educativos en América, Asia y África. Este año esta ONG pretende trabajar por la justicia climática bajo el lema “El Efecto Ser Humano”.

Cristina Urrutia, del Departamento de Parroquias de Manos Unidas, explica la realidad que se esconce detrás del ayuno y su verdadera “utilidad”: "Entendemos que abstenerse de comida es un tipo de ayuno. Una manera de tomar consciencia del sufrimiento que padecen a diario millones de personas en el mundo que ayunan involuntariamente porque no tienen alimentos que comer; somos conscientes que es un pequeño acercamiento a su dolor porque es solo un día. El ayuno es una forma de liberarnos de las esclavitudes del egoísmo, de la indiferencia, del orgullo, de la enfermedad del consumo desmedido, del móvil, de la televisión o del ordenador. Un gesto que nos ayuda a acercarnos al sufrimiento de los demás".

El próximo miércoles será miércoles de ceniza. Comienza la Cuaresma y será la Iglesia la que nos proponga este ayuno. El ayuno es una herramienta poderosa en la vida cristiana que fue predicada por el propio Jesús. Se asocia con la abstención de los alimentos, aunque también puede tomar la forma de renunciar a otros bienes como comodidades y entretenimiento. El catecismo de la Iglesia indica que los días de ayuno y abstinencia son el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Esta renuncia tiene un sentido y hay que entenderlo para vivirlo correctamente. Hay que entender que este acto se realiza como penitencia y para acercarse a Dios y a los hermanos, es un camino hacia la Pascua. Es la preparación para vivir la la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Tal y como expresa el Papa Francisco el ayuno lleva a un encuentro directo con Dios y con el prójimo: “El ayuno, vivido como experiencia de privarse, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de la pobreza, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. El ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo”.

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