Antonio Navarro: “El diálogo interreligioso desafía a una sociedad cada vez más polarizada y enemistada”

Las II Jornadas Interreligiosas abordarán "Jóvenes y espiritualidades" los días 13 y 14 de febrero, en el Palacio de Congresos de Córdoba

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Es difícil cohesionar la pluralidad en un mundo interconectado. Se trata de una paradoja: todos nos damos cuenta de que la pluralidad es una riqueza necesaria y, a la vez, esta se puede convertir en fuente de conflicto. Los motivos son variados. Uno del que se habla poco es el ‘abuso de la pluralidad’, cuando se convierte en excusa para colar el mal y la mentira argumentando ‘respeto a la diversidad’. El mal, la violencia o la corrupción no son dignos de ser respetados. El reverso contrario a este abuso es pretender una ‘uniformidad impuesta’, convirtiéndonos en guardianes de la verdad suprimiendo la opinión del otro con intolerancia. O la abundancia de prejuicios, que encasillan las identidades diversas a la mía con generalizaciones”, con estas palabras se ha expresado sacerdote Antonio Navarro, quien fue nombrado consultor de la Subcomisión de Ecumenismo y diálogo interreligioso en la Conferencia Episcopal Española, y que interviene en las II Jornadas Interreligiosas que se celebra en Córdoba como delegado diocesano de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso.



Navarro ha indicado también que “el magisterio de la Iglesia explica qué es el diálogo interreligioso y pide a los fieles que se impliquen en él. Sin embargo, hay que reconocer que ha calado en pocos católicos ya que no lo conocen, pero cuando oyen hablar de él, muchos se animan. Respecto al islam y judaísmo, hay instituciones que lo fomentan. A nivel de la masa social, por desgracia, ese diálogo se mira con desconfianza, frecuentemente no por motivos religiosos sino por intereses sociopolíticos que empañan la escena y obstaculizan las relaciones fluidas”.

Sobre si el joven de hoy es más reflexivo y comprometido con su credo que antes y sobre cómo percibe usted la búsqueda del sentido religioso entre ellos, afirma que “antes la religión era un fenómeno generalizado, se daba por hecho, y hoy no es así. Ser joven y practicante es nadar contracorriente. Esto tiene consecuencias negativas, ya que este hueco se sustituye, con frecuencia, con materialismo y adoración a ideologías en las que se busca un sentido y una libertad que luego defraudan. Pero, por otro lado, este hecho favorece un compromiso más consciente con la propia religión: se requiere una espiritualidad arraigada para ir contracorriente, y una formación seria para responder a las preguntas que le vienen desde el ambiente”.

El diálogo interreligioso desafía a la sociedad polarizada

“En el pasado la sociedad era más homogénea y algo “localista”, mientras que la nueva generación ha crecido en un mundo globalizado en el que la velocidad de la información y la interacción entre grupos humanos diversos se ha vuelto usual. Por eso suelen estar más sensibilizados con el diálogo a todos los niveles, también el interreligioso, pero no es un patrón absoluto. Se dan también, entre los jóvenes, fenómenos de fundamentalismo y prejuicios que los cierran ante el que no es como yo, más a nivel ideológico y político. El diálogo interreligioso es un ejemplo que desafía a una sociedad cada vez más polarizada y enemistada, animando a todos a buscar la verdad y la concordia, y hacerlo con escucha y apertura”.

Por último indica que de las II Jornadas interreligiosas que se celebran en Córdoba los días 13 y 14 de febrero, no duda de que “los temas y contenidos que surgirán en ellas serán de gran interés y ojalá que, en el futuro, más grupos religiosos pudieran participar activamente. El principal fruto de estas Jornadas es el hecho de que se den, aunque los organizadores desearíamos que haya eco e incidencia en la sociedad, y ayuden a la superación de barreras y recelos”.

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