Alberto (34), nuevo monje en el Monasterio de Silos: "Encontré una paz absoluta y supe que este era mi sitio, ya no hay lucha interior"
El joven ingresó el pasado 2 de octubre en el Monasterio de Santo Domingo de Silos tras experimentar una profunda paz y pertenencia que confirmó su vocación monástica en pleno siglo XXI

Monasterio de Santo Domingo de Silos
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La vida religiosa sigue atrayendo a jóvenes en pleno siglo XXI. Un ejemplo es el de Alberto Salvador Vera, que el pasado 2 de octubre ingresó como aspirante en el Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos). Su motivación principal ha sido la búsqueda de una “tranquila paz interior” y la “entrega absoluta del monje”, que le hicieron sentir que había encontrado su lugar en el mundo.
Una llamada a la vida contemplativa
Alberto ya conocía el monasterio, pero este año sintió la llamada a la vida religiosa o sacerdotal. Decidió pasar primero un tiempo en la hospedería y, tras esa toma de contacto, se unió a una experiencia vocacional en verano. “Ya casi me sentía como en casa”, explica sobre la sensación que le llevó a hablar con el maestro de novicios y formalizar su entrada.
Lo que terminó de confirmar su vocación fue la profunda sensación de paz y pertenencia. Según relata, la vida monástica es una “búsqueda constante de Dios”, y sintió que ese era su camino. “Este es mi sitio”, afirma con seguridad, describiendo una sensación de profunda conexión con la fe y la ausencia de “lucha interior”.

Monasterio de Santo Domingo de Silos
Una rutina de oración y trabajo
La jornada en Silos es intensa y estructurada, lejos de la inactividad que algunos podrían imaginar. “El monje no para, lo que la vida contemplativa es pausada”, aclara Alberto. El día comienza a las 5:40 de la mañana con el primer rezo y se organiza en torno a la oración, con Laudes, la Eucaristía y los oficios de Tercia, Sexta y Nona marcando el ritmo.
Además de los momentos de oración comunitaria y personal, como la Lectio Divina, la vida del aspirante incluye horas de trabajo en la casa, como limpieza o tareas en la huerta. También hay tiempo para el recreo en comunidad y el estudio, antes de la cena y el último rezo de Completas, que precede al descanso nocturno.

Vocaciones en el siglo XXI
Alberto no estuvo solo en su discernimiento. La experiencia vocacional de verano congregó a ocho jóvenes con perfiles muy diversos, de los cuales tres han perseverado. “Prácticamente es para cualquiera que tenga una inquietud de qué es”, asegura, destacando la variedad de edades y profesiones del grupo.
En un mundo con un “abanico tan amplio de posibilidades”, la decisión de entrar en un monasterio adquiere un significado especial. Alberto coincide en que las vocaciones actuales son fruto de una reflexión madura y profunda. “El que realmente elige esta vida es porque se lo ha estado pensando ya mucho”, subraya, reconociendo que es una elección a contracorriente.
Desde la clausura, la misión se ejerce principalmente a través de la oración. Sin embargo, Alberto destaca que en Silos hay una “cierta apertura al mundo”, ya que los oficios están abiertos a huéspedes y turistas. El objetivo es mostrar que una vida de “completa entrega a Dios” todavía “sigue siendo posible” en la sociedad actual, sirviendo así de ejemplo.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.





