El Papa declara venerable a la valenciana Amparo Portilla y confirma su virtud heroica

Según los promotores de su beatificación, la madre de once hijos siempre se volcó con "los más desprotegidos, pobres, enfermos o apartados de Dios"

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El Papa Francisco ha declarado “venerable “ a la Sierva de Dios Mª Desamparados Portilla Crespo, valenciana, madre de 11 hijos, que fue alumna del colegio Sagrado Corazón de Godella, y precursora del “Movimiento Familiar Cristiano”, por “haber ejercido las virtudes cristianas en un grado heroico”.

Amparo Portilla falleció víctima de un cáncer en 1996, en Madrid, donde se inició su causa de beatificación hace ahora 20 años y con la que la diócesis de Valencia ha colaborado recogiendo testimonios y declaraciones a familiares y amigos sobre su fama de santidad.



A partir de su declaración como “venerable”, su proceso de beatificación continúa con el fin de “conseguir probar un milagro atribuido a su intercesión y así poder ser elevada a los altares como beata”, según indican desde la delegación diocesana para las Causas de los Santos del Arzobispado de Valencia que ha mostrado su “gran alegría” por este “importante paso”.

Precisamente, conforme indican desde la delegación diocesana, “la vida de Amparo, junto a su esposo Federico, es un ejemplo refulgente para la inmensa mayoría de los fieles cristianos, que son laicos y casados, haciéndoles ver que es posible alcanzar la santidad en y a través de su ámbito familiar, laboral y social, es decir, que es posible seguir de cerca a Cristo en medio de las circunstancias ordinarias del ser humano: matrimonio, familia, amigos, trabajo, cultura, descanso, alegrías, preocupaciones, etc.”.

Por ello, “la figura de la Venerable María de los Desamparados Portilla Crespo es muy actual y oportuna, para proponer su vida como un modelo de santidad en el mundo actual y una importante ayuda para que muchos hombres y mujeres de nuestra sociedad del siglo XXI, siguiendo su ejemplo, se animen y vean que es posible luchar por ser santos en la vida cotidiana en medio del mundo”.

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Amparo Portilla Crespo

La valenciana Amparo Portilla Crespo nació en Valencia el 29 de mayo de 1925 en el seno de una familia cristiana practicante, siendo la primogénita de cuatro hermanos.

Fue bautizada el 31 de mayo en la parroquia de San Juan y San Vicente, de Valencia. Realizó sus estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Godella. En 1946 consiguió el título de Magisterio y Puericultura y en este período fue catequista en la parroquia de Santa Cruz, situada en el barrio del Carmen. En 1947 inició su noviazgo con Federico Romero Pérez, con quien contrajo matrimonio en Valencia el 29 de noviembre de 1950.

A causa del trabajo de su esposo, la familia se trasladó a Madrid donde transcurrió enteramente la vida cotidiana de la Sierva de Dios, como esposa y madre. Allí Amparo, junto con su marido, frecuentaron la “Obra Apostólica Familiar” que luego tomó el nombre de “Movimiento Familiar Cristiano”, donde llegaron a ocupar cargos de dirección en el Comité Central.

Fue una "trabajadora infatigable, siempre alegre y generosa, dando a los demás permanente ejemplo de vida cristiana” y siempre se volcó con "los más desprotegidos, pobres, enfermos o apartados de Dios", según los promotores de su beatificación. “Su familia destaca que siempre intentaba hablar bien de la gente, excusar a todos y tener algo bueno que poder decir de ellos”.

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Una precursora del Movimiento Familiar Cristiano

En Madrid, “llegó a liderar la Obra Apostólica Familiar, un movimiento católico familiarista que en 1966 se refundaría, junto con otros, en el actual Movimiento Familiar Cristiano”

De 1994 a 1996, enferma de cáncer de pulmón, “dio ejemplo de fe, entereza y lo ofreció como instrumento para crecer en cercanía con Dios, ella y los que la acompañaban. Incluso al ir agravándose su estado seguía interesada en los problemas de los demás, e incluso en los acontecimientos sociales y mundiales”. “Su entereza y alegría cristiana forman parte de las virtudes cristianas que la Iglesia reconoce”, afirman.

“Murió en su casa en la madrugada del 10 de mayo de 1996 mirando en sus últimos días una imagen de Virgen de los Desamparados y dejando en todos los que la conocieron su profunda y auténtica vida cristiana”. Su cuerpo descansa en la Cripta de la Almudena en Madrid.



La oración para la devoción privada

Dios Padre, Creador del universo, que llenaste a tu hija Amparo de las gracias necesarias para que destacase en su amor como esposa, madre y mujer compasiva y misericordiosa, con entrega sincera de sí misma, haz que yo sepa también hacer de mi vida cotidiana un camino de amor hacia el Cielo.

Dígnate glorificar a tu sierva Amparo y concédeme por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que te pido, con la esperanza de que sea pronto incluida en el número de tus santos.

Así sea.

Padrenuestro, Gloria y Salve.

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