El calor por el desierto aragonés marca la cuarta etapa de Juan Carlos y David en su peregrinación 'ignaciana'

Los 2 trabajadores de Radio Ecca están 'escoltados' por los jesuitas Álvaro y Javier. Uno de los momentos más emotivos de las últimas horas ha sido la visita a la Virgen del Pilar

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Bajo un sol de justicia los dos trabajadores de Radio ECCA, Juan Carlos y David, continúan su marcha firme hasta Manresa en bicicleta, con la impagable ayuda de la intendencia que proporcionan, a través de la furgoneta, los jesuitas Álvaro y Javier.

En la etapa de este lunes, 5 de julio, completaron un total de cien kilómetros desde Gallur (Aragón) y hasta la venta de Santa Lucía. Una etapa que, como ha explicado Álvaro en Aleluya, ha sido complicado debido a las altas temperaturas: “La primera parte del recorrido hasta Zaragoza se ha hecho bien porque salimos muy temprano, a las seis de la mañana. Lo más duro ha sido la parte del desierto de los Monegros y hasta el final de la etapa, donde el calor era muy grande”, explica.



Uno de los momentos más emotivos del itinerario de este lunes fue a la llegada a Zaragoza, cuando los cuatro peregrinos acudieron a la basílica del Pilar para rezarle a la Virgen: “Nos ha dado muchas fuerzas”, apunta el sacerdote.

Desde el pasado viernes 2 de julio, los dos trabajadores de Radio ECCA están recorriendo en bicicleta el Camino Ignaciano, con motivo del 500 aniversario de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola, y que se prolongará hasta este jueves 8 de julio. La peregrinación consta de un total de 681 kilómetros repartidas entre siete etapas que arrancó en Loyola y culminará en Manresa, el mismo trayecto que el santo completó en 1522.



La peregrinación tiene un fin solidario, ya que los fondos recaudados van destinados a la campaña ‘Contigo seguimos’, para ayudar a personas vulnerables y que se han visto perjudicadas por la crisis de la covid-19.

Así fueron las primeras etapas de Juan Carlos y David

Ambos trabajadores de Radio Ecca, Juan Carlos y David, emprendieron con ilusión esta aventura, tal y como comentaba el primero en declaraciones a Aleluya: "El viernes la etapa fue muy dura, de ocho horas con diez kilómetros de subida a Aránzazu. Luego coronamos el monte Urbia, que nos dejó las piernas bien maduritas. Este sábado no completamos 40 kilómetros por el calor insoportable que hacía, pero la hemos recuperado este domingo. Lo estamos disfrutando mucho", ha comentado.

Este domingo la etapa fue de 140 kilómetros, los cien previstos y los 40 añadido para recuperar lo perdido. Incluso el sacerdote jesuita Álvaro Lobo, que acompaña a los peregrinos en furgoneta junto a Javier, se animó a completar los últimos 40 kilómetros por David: "Se sumó en Tudela y hasta Gallur", comentaba Juan Carlos. El propio Álvaro recalcaba que estaba bien, aunque con el brazo quemado: "Recuerdo que hace años, en el noviciado, hice esta etapa a 40 grados y sin agua. Me imagino que San Ignacio estaba más acostumbrado a andar", precisa con voz cansada.

Este lunes está previsto que la peregrinación se reanude desde las seis de la mañana, ya que se prevén temperaturas de 38 grados, por lo que esperan a las doce culminar la etapa desde Gallur y hasta la venta de Santa Lucía. Un total de 101 kilómetros de recorrido.

Pero lo más importante es el apoyo que están recibiendo tanto a través de las redes sociales como en el camino: "Hicimos un directo en Instagram para contar nuestra experiencia y recibimos muchos mensajes de apoyo, tanto de la gente como de la Compañía de Jesús. Esto nos anima mucho".

Por su parte los jesuitas Álvaro Lobo y Jesús acompañan en furgoneta a David y Juan Carlos. Lobo secunda lo expresado por Juan Carlos: "La acogida es muy buena. Me ha impresionado el apoyo en La Guardia o en Navarrete".

Una vez que concluye la etapa, tratan de recuperar bien a nivel físico. Para ello, la alimentación y el descanso es esencial: "Tomamos proteinas e hidratos de carbono después de la carrera. Después dormimos siesta una hora y media, para luego recuperar las piernas con un aparato que nos da masaje de drenaje".

Un trabajo muy duro, más de lo que podían sospechar, como remarca el Padre Álvaro: "Nosotros ayudamos en lo que podemos, pero cualquier peregrinación que no cuesta no lo es realmente. Hay días de sol, lluvia, cuesta arriba, de soledad... Así lo hizo San Ignacio de Loyola, y su huella sigue presente 500 años después".

Además, el sacerdote ha explicado que antes de iniciarse la marcha el pasado viernes, celebraron la Eucaristía en Loyola para dar la bendición a Juan Carlos y a David: "No es solo un caminar, sino poner la vida en manos de Dios. Hay una máxima en la homilía, y es que no todo depende de nosotros, porque no todo depende de nuestras fuerzas. Estamos sostenidos por las oraciones de mucha gente".


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