"Revolucionar el mundo desde la santidad", la voz de los jóvenes de Hakuna que ha llegado al Papa Francisco

El pasado fin de semana más de 1.000 jóvenes del movimiento Hakuna fueron a Roma. El Papa los invitó a no conformarse, a ser alegres y compasivos. 

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Darío González tiene 23 años. Es madrileño, es informático y es cristiano. Muchas veces se ha dicho que los jóvenes no van a la Iglesia, o que las parroquias están vacías de gente joven. Darío es testimonio de que eso no es así siempre.

Acaba de llegar de Roma de estar junto a más de 1.000 jóvenes con el Papa Francisco en Roma. El Santo Padre ha compartido con ellos una Hora Santa. El motivo ha sido el encuentro nacional de los Grupos Hakuna, el HAM (Hakuna All Meeting) Hakuna es un movimiento de la Iglesia que ha nacido de los jóvenes. Su objetivo, dice Darío, es "revolucionar el mundo". ¿Cómo? "A través de la santidad", contesta.

Ese lema tan radical es más que un ideal. "Es vivir el día a día amando a Dios y a los demás con cara de 'resucitados' y contagiando esa alegría". A eso les invitó Francisco, que también les ha pedido que vivan tres virtudes como jóvenes: el inconformismo, la alegría y la compasión.

Una de las cosas que más ha llamado la atención de Darío fue lo primero que les dijo el Sumo Pontífice. "Antes de pedirnos nada, empezó pidiéndonos perdón por los escándalos en la Iglesia, no solamente los abusos sexuales", recuerda Darío.

Inconformismo, Alegría y Compasión para no tener "una vida sin sal"

La primera de las palabras que destacó Francisco es el inconformismo. El Papa les ha llamado a que recuerden qué es ser joven. Para Darío, esas palabras eran una llamada a la acción. "Tenemos que reivindicar todo aquello con lo que no estemos de acuerdo, no limitarnos a lo que nos ofrezca el mundo e ir más allá". O, como dice el propio Francisco: que los jóvenes no tengan una vida sin sal.

A la alegría a la que se refiere el Papa es lo que Darío define como la "capacidad de contagiar lo que somos desde nuestra actitud y obras". "Queremos que la gente se pregunte por qué estamos alegres".

Por último, sobre la compasión, Francisco aclaró que no quería decir que tenían que sentir lástima de los demás. "Se refería al acompañamiento: a los ancianos, a los padres, a los hermanos, etc. Los jóvenes tenemos una labor muy fuerte ahí", resalta Darío.

Hakuna: Bajar a la vida para actuar

El Papa Francisco también pidió a los jóvenes que esas tres palabras se transformasen en obras. Desde Hakuna compartieron las dos maneras en que ponen en práctica la petición del Papa.

Una de ellas es el tiempo que pasan con los inmigrantes llegados de África en Tánger y que pretenden venir a España. Se van en Semana Santa y en las vacaciones de Navidad a hacer compañía y más llevadera la estancia de estas personas. Es lo que ellos llaman "compartiriados", voluntariados para compartir.

La experiencia en Roma se resume, según Darío, en "como es Hakuna habitualmente".Ellos lo han hecho todo: recibir a la gente, cocinar para los 1.000, preparar las misas y adoraciones, etc. Como decía Darío al principio: "un sentimiento de revolución".

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