San Isidro: la historia del hombre de campo y marido ejemplar que acabó siendo santo

San Isidro era un hombre de origen humilde y mucha devoción, casado con una santa: Santa María de la Cabeza

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La pradera de San Isidro está repleta de gente, que estos días se acerca a esta gran explanada a disfrutar de un día festivo. Familias, madrileños de todos los puntos de la comunidad, universitarios, turistas, etc., se juntan para celebrar al patrón de Madrid. Hay música, alcohol, algún altercado, postres, vestimentas y bailes típicos y agua del santo en unas festividades en honor a San Isidro. Sin embargo, ¿quién era realmente San Isidro? ¿cuál es su historia?

La historia de San Isidro está más cercana a una vida de oración, trabajo y humildad en el siglo XI, en Madrid. Hoy se le conoce como San Isidro "Labrador", pero, antes de eso, trabajaba como pocero en Torrelaguna, al norte de Madrid. Hasta allí se tuvo que trasladar por los conflictos entre cristianos y musulmanes durante la Reconquista, en la etapa de los reinos de taifas.

Llevando a cabo ese trabajo de pocero conoció a la que sería su esposa, María Toribio, más conocida hoy como Santa María de la Cabeza. Ambos serían los padres de otro santo: su hijo, San Illán. Años más tarde, Isidro sí que volvió a Madrid para empezar a trabajar los campos del que sería su señor, Juan de Vargas.

La devoción de Isidro era conocida y, a menudo criticada, por sus compañeros. Fruto de esa fe de Isidro, a él se le atribuyen varios milagros en vida.

San Isidro y el milagro de los bueyes

Se cuenta que San Isidro tenía por costumbre ir a la iglesia antes de ir al campo a arar. Los otros campesinos se lo recriminaban y llegaron a denunciarlo al terrateniente. Juan de Vargas quiso comprobarlo en persona. Por eso, siguió a Isidro cuando salió del templo y le espiaba desde unos matorrales. Salió de la maleza para echarle en cara su comportamiento, pero, cuando llegó a los campos, vio que los bueyes estaban arando solos la parte del terreno que correspondía a Isidro.

"La olla de San Isidro"

San Isidro está en el recuerdo por ser una persona humilde también de condición. A pesar de ello, el patrón de los madrileños y los campesinos, compartía lo poco que tenía con gente aún más pobre. El labrador tenía por costumbre organizar una comida cada año para los más necesitados de Madrid. El evento era un éxito, pero hubo un año en el que fue demasiada gente para el poco alimento que había podido preparar.

Sin embargo, la olla en la que estaba la comida no se vaciaba, a pesar de todas las personas que habían venido a comer. Ese "milagro" también se atribuye a la fe y la humildad de San Isidro.

El agua de San Isidro

Otra de las historias relacionadas con el patrono está relacionada con el agua. Había sequía en la hacienda de su señor e Isidro temía por la rentabilidad de las tierras. Por eso, propinó una arada al suelo. Del agujero que se formó comenzó a brotar agua, como se plasmó, que fue suficiente para abastecer a toda la ciudad de Madrid.

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