Las monjas que aguantan en su convento en la zona más peligrosa de Nigeria

Sor Jacinta y sus 17 hermanas dominicas tienen su casa en Zamfara, al norte del país, con Boko Haram y los pastores Fulani como peligros diarios

Redacción religión | Matthias Böhnke, ACN

Tiempo de lectura: 2’

Nigeria es un país con cerca de 200 millones de personas. Es el séptimo país del mundo en número de población y la economía principal de África. La proporción entre cristianos (46,3%) y musulmanes (46%) es prácticamente similar, según el Informe de Libertad Religiosa del año 2018.  Sin embargo, se trata de "una población que sufre mucho". Los cristianos se encuentran, en su mayoría, al sur del país y el norte es de mayoría musulmana. Allí, sólo hay en torno a un 5% de los cristianos, calcula sor Jacinta Nwaohiri.

Sor Jacinta Nwaohiri, hermana dominica, se mantiene junto a sus 17 hermanas en la Casa Madre de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena en el estado Zamfara, al norte del país. Es la zona más peligrosa del país para ser cristiano. Allí, la mayoría es musulmana y los cristianos están sometidos a la persecución del grupo yihadista Boko Haram y al hostigamiento de los pastores de la etnia Fulani, también musulmanes.  

Desde la propia experiencia

La religiosa explica los porqués de esta situación a Ayuda a la Iglesia Necesitada. La relación entre situación geográfica y nivel de persecución es real. “En el norte de Nigeria, los cristianos son sistemáticamente perseguidos y asesinados por el grupo terrorista Boko Haram, por oponerse a la exigencia de introducir la sharia - ley islámica - en toda Nigeria y de rechazar las influencias de la educación occidental”, describe.

Sor Jacinta ha vivido en primera persona la persecución de lo que habla. Cuenta a la fundación pontificia cómo una mañana, Boko Haram invadió su aldea, destrozaron todo a dispararos y lo quemaron. El miedo entre los cristianos crece cuando a esa ecuación se suman los ataques de los pastores Fulani, que han causado más víctimas en un año que Boko Haram en toda su estancia en Nigeria.

Casa Madre de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena, Gusau. (ACN)

Casa Madre de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena, Gusau. (ACN) 

Ayudar a otros a ayudarse a sí mismos

El convento de estas monjas se encuentra en la diócesis de Gusau, al norte del país. Jacinta Nwaohiri se dedica a ayudar a los demás, desde la educación y desde el apoyo a los campesinos más pobres a buscar empleo.  Su labor es, en definitiva, “ayudar a la gente para que se ayude a sí misma”, explica.

Las niñas son otra de las preocupaciones de las religiosas. Más en concreto, el hecho de que muchas contraigan matrimonio con sólo 12 años con hombres de edad más avanzada. Su respuesta a este problema pasa por una palabra: educación. “Tenemos que ocuparnos de su educación. Esta es la única clave para darles independencia y autodeterminación”, afirma sor Jacinta.

La religiosa pide al gobierno de su país compromiso en el control de la violencia del país para, entre otras cosas, conseguir el retorno de los desplazados.  Agradece a ACN su labor, que ha permitido la formación de 11 nuevas novicias y la construcción de un edificio para ellas. 

Sin embargo, a pesar de tanto sufrimiento, miran a su alrededor y ven esperanza: "Los nigerianos están llenos de vida". Una de las claves: la iglesia presente en el pueblo. “La asistencia regular a la iglesia, nuestra fuerte fe y confianza en Dios nos dan fuerza y la voluntad para sobrevivir día a día”.

Religión