La historia de María Eugenia: así encontró la fe tras la muerte de su hijo

María Eugenia, una mujer argentina, ha escrito un libro contando como sigue sintiendo vivo a su hijo, que falleció en un accidente de moto

Víctor C. Bustillo

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La pérdida de un hijo es el mayor golpe que una madre puede recibir. María Eugenia, una mujer argentina, recibió este duro palo cuando su hijo falleció en un accidente de moto. Como creyente, cree que hay vida después de la muerte, por eso hace poco escribió "Iñaki, el ángel". Un libro donde enseña todo lo que aprendió de su hijo y donde cuenta su testimonio personal.

Maria Eugenia, tras la muerte de su hijo, comenzó a recorrer un camino de conversión. Aunque hubiera fallecido, ella sentía que, realmente, estaba vivo. Por ello, decidió escribir un libro, mostrando su testimonio y las enseñanzas de su hijo: "Este libro fue escrito en memoria de Iñaki, y pretende plasmar su contundente presencia, aún después de su reciente partida a la eternidad", así comienza su libro.

Gracias a su fe, María considera que, a pesar de todo, la muerte no es el final. Según cuenta, su hijo sigue acompañándola, aunque no pueda verlo: "Iñaki nos hizo un regalo, nos invita a pensar en la muerte desde otro lugar. Nos quita la tristeza de pensar y sentir que la muerte es el fin. Nos convence a través de sutiles detalles, de pequeños mensajes divinos, que nuestros seres queridos nos esperan en ese lugar invisible llamado cielo. Para el creyente estas palabras podrían ser un bálsamo de fe. Para el escéptico, podrían ser la llave que intente abrir su mente o su corazón. Para el ateo, en cambio, podrían ser las llaves que abran su alma", cuenta en "Iñaki, el ángel".

Para Eugenia, su hijo fue todo un maestro. Incluso, cree que, amigos de sus hijos, se han convertido gracias a él. Iñaki la enseñó que nunca hay que dejar de luchar, con paz y evitando los conflictos. Por ello, en el libro muestra bellas palabras de agradecimiento: "Te doy las gracias porque me enseñaste a ser mejor madre, me enseñaste también a que es preferible tener paz, que tener razón. Me enseñaste a evitar el conflicto innecesario, pero a la vez me diste la fuerza que necesitaba, para mantenerme de pie y firme en la batalla. Me enseñaste a no rendirme y a luchar hasta el final. Me enseñaste que era más importante escuchar que hablar, más sano callar que gritar, como más sano también, distanciarse que pelearse".

Iñaki, cuenta Eugenia, la está ayudando a superar el duro drama que supone perder a un ser querido: "te digo gracias por guiarme con tanto amor y dulzura, en este tan duro e inesperado golpe, que fue tu partida. Porque si no lo hubieras hecho así, me hubiese hundido en la oscuridad, en el enojo, la frustración, a pesar de tantísimas certezas que Dios me había ido dando hasta ahora, de que existe, de que me acompaña siempre...", explica María Eugenia.

Cuando falleció su hijo, María Eugenia no era muy creyente. Fue un cambio y rotundo. Pero, sintiendo la presencia de su hijo, comenzó a creer en Dios. Se preparó para recibir el sacramento de la conversión: "El cambio fue tan abrupto y tan rotundo, que tanto a mi familia como a mí, nos costó mucho tiempo re-acomodarnos a esa nueva situación, que a la larga nos pasó factura. El que primero intentó comprender lo que me pasaba, fue Iñaki. La gran prueba de eso, fue que en el año 2013 y a los cuarenta y tres años, decidí prepararme para tomar el sacramento de la confirmación".

Iñaki quiso recorrer el Camino de Santiago junto a su madre. Pero no les dió tiempo. Por ello,  María Eugenia quiere recorrerlo, pues está segura de que su hijo la acompañará, espiritualmente: "Entre vos y yo, nos quedó solamente una cosa pendiente, que es hacer juntos el Camino de Santiago. Te había encantado la idea de acompañarme, por lo que espero que cuando cumpla ese sueño, aunque no me puedas acompañar con tu presencia física, sí lo hagas con tu presencia angélica".

En mayo de 2019 contó su testimonio en Mater Mundi.


 

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