La historia del milagro de las formas incorruptas de Alcalá de Henares

Este fin de semana se celebra el 400 aniversario de 24 Sagradas Formas que no se estropeaban ni se corrompían por el tiempo o la humedad durante siglos

Redacción religión

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Este fin de semana se va a celebrar un aniversario muy especial en Alcalá de Henares, en Madrid. Se trata de los 400 años de un milagro reconocido por la Iglesia en esta diócesis española: las 24 formas incorruptas. Los católicos creemos que en las formas del pan y el vino que el sacerdote consagra en misa, y los fieles comulgan, está presente Jesucristo. Pero, ¿y si esa presencia se hubiese prolongado durante siglos, con las formas sin consumir?

Un robo y un arrepentimiento

La historia comienza en 1597.  Un penitente arrepentido acude al Colegio de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares a confesarse. Le cuenta al padre jesuita Juan Juárez el robo sacrílego de unas formas eucarísticas, procedentes de varias iglesias.

El penitente decide entregárselas al padre Juárez, envueltas en papel. Él aseguraba que ya estaban consagradas y que las había robado junto a unos moriscos.  

El padre Juárez deposita las formas en la iglesia de los jesuitas. Apuesta por no consumirlas, por precaución, ya que se había dado algún caso de envenenamiento por este procedimiento en esa época.

Pasado un tiempo, se comprueba con sorpresa que las formas siguen frescas, decidiéndose entonces su traslado a una cripta más húmeda, donde son colocadas junto a formas no consagradas, que rápidamente se corrompen.

¿Un milagro en Alcalá de Henares?

El Provincial de los Jesuitas de Toledo visita el Colegio Máximo donde descansan las formas en 1608. Él mismo comprueba que las Santas Formas se encuentran intactas. Por ello, ordena que las trasladen al altar mayor de la iglesia. 

El hecho causa impresión a todo el que lo conoce. Por esa razón, se someten a exámenes detallados por parte de doctores, teólogos y expertos. Su veredicto es unánime: la única explicación posible de la incorrupción es el milagro.

Once años después, la Iglesia confirma el milagro de forma oficial. El doctor Cristóbal de la Cámara y Murga, vicario general de la Corte Arzobispal de Alcalá de Henares, reconoce el hecho y autoriza el culto público. 

En 1622 el Cardenal-Infante Fernando de Austria confirma la aprobación del milagro y en 1624 las Santas Formas son colocadas en la nueva Custodia regalada por el cardenal Spínola. Además, el Papa concede indulgencia plenaria a quien acuda a adorarlas.

Una fiesta para toda Alcalá de Henares

Desde 1626, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares hace voto de asistir a la fiesta y a una procesión anual como señal de gratitud por la protección de las Santas Formas frente a sequías e inundaciones.

La expulsión de los jesuitas en 1767 obliga al traslado de las Santas Formas a la Iglesia Magistral de los Santos Niños por orden de Carlos III.

Hasta la llegada de la Guerra Civil en 1936, las Santas Formas fueron objeto de visita de reyes, nobles y fieles de toda condición. La procesión pasó a convertirse en la gran fiesta de Alcalá. 

Desaparecidas, pero recordadas como milagro en Adoración Perpetua

Con la llegada del conflicto, se saqueó la Iglesia Magistral. Desde entonces, se desconoce el paradero de las formas consagradas e incorruptas. No se sabe si se consumieron, se ocultaron o se profanaron. 

Sin embargo, 400 años después, la diócesis de Alcalá de Henares sigue honrando el milagro de Jesús de querer quedarse con ellos. Como agradecimiento, se estableció una capilla de Adoración Perpetua que, en la actualidad, cuenta con 350 miembros. Más de 300 personas que acompañan al Señor en oración las 24 horas del día de los 365 días del año.

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