El Cristo bajo el hielo al que rezan más de mil personas en Michigan, Estados Unidos

Las temperaturas de -45 grados de este invierno han creado una capa de hielo por la que se puede caminar para adorar a Jesús 

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El tiempo de Cuaresma es un momento del año en el que el fervor de los cristianos crece, se reaviva o se renueva. Esto puede ocurrir hasta el punto de que más de mil personas atraviesen el lago helado de Michigan para adorar a Jesús. Bajo sus aguas y una capa de hielo se encuentra una imagen de Cristo crucificado de 3.35 metros de largo y 839 kilogramos a la que tienen una devoción especial .  

Los fieles han caminado por la superficie helada del lago para, de pie o de rodillas, adorar a Jesús. Esta curiosa talla se encuentra en Petoskey, en el estado de Michigan, en Estados Unidos. Este gesto de fe de los fieles de Estados Unidos ha sido posible por la gran ola de frío que ha sacudido el país entero en este invierno. En el caso de Michigan, las temperaturas de hasta -45 grados centígrados llegaron a congelar el lago y crearon un capa de hielo lo suficientemente gruesa como para caminar por ella

 El Cristo de las personas ahogadas en el lago Michigan 

La historia de esta imagen se remonta hasta 1950. Ese año un niño falleció en una granja del estado. Sus padres encargaron un crucifijo de mármol de Carrara, uno de los más cotizados de los Alpes italianos, para colocar en la tumba de su hijo. El precio de la talla ascendía a cerca de 2.500 dólares. 

Sin embargo, el encargo sufrió daños en el traslado de Roma a Michigan. Por esa razón, los padres la rechazaron para acompañar el lugar de descanso de su pequeño y la vendieron. La pieza acabó, doce años después, en esta ciudad a orillas de uno de los cinco grandes lagos de Estados Unidos

Los submarinistas locales sí decidieron darle un destino: el lago Michigan. Estos profesionales del buceo y el rescate lo colocaron bajo las aguas en honor a todas las personas que habían perecido en ellas.

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En invierno, cuando el grosor del hielo lo permite, se abre un agujero por el que miles de fieles pueden aguardar su turno para rezar a este Cristo. Como recoge Religión en LibertadLos propios submarinistas se responsabilizan de su cuidado y mantenimiento. Lo hacen en verano, cuando el hielo se derrite: descienden hasta donde se encuentra el Cristo de mármol, revisan su estado y lo limpian para que se conserve para continuar con esta tradición. La mayor asistencia para ver esta imagen se produjo en 2015 con más de dos mil personas.

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