EN 'EL ESPEJO'

Así era el misionero salesiano asesinado: lo cuentan sus amigos y compañeros

Se espera que su cuerpo llegue este 25 de febrero a su pueblo natal en Córdoba

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Este lunes 25 de febrero se espera la llegada de los restos del salesiano Antonio César Fernández a su localidad natal de Pozoblanco, en Córdoba. En El Espejo hemos recordado la figura de este misionero, asesinado por un grupo yihadista el pasado 15 de febrero en Burkina Faso.

César volvía de una reunión de los salesianos de África Occidental en Togo, y aunque le habían recomendado tomar un avión para volver a Burkina Faso, donde estaba su misión, prefirió desplazarse en coche como siempre había hecho. Uno de sus compañeros, el padre Lucas Camino, está seguro de que hasta el último minuto, con mucha amabilidad, estuvo dando consejos a sus asesinos. Era un salesiano que aún creía en la bondad de aquellos que le iban a matar. Tenía 72 años y había pasado tres cuartas partes de ellos como misionero en África, la tierra en la que entregó su vida por completo.

A lo largo de los 15 años que trabajaron juntos fundando la primera presencia salesiana en Togo, César y Lucas compartieron muchas confidencias: César pensaba que el martirio sería una bonita forma de cumplir su vocación porque significa dar la sangre por amor a Dios y a los demás.

Faustino García Peña, un salesiano destinado en Túnez pero que trabajó junto a César en Togo durante años, dice que para sus hermanos de comunidad en Uagadugu será un palo muy fuerte, pero César los va a acompañar desde el cielo; además será una referencia en la historia de la provincia salesiana y en todos los que le han conocido.

Otro de sus hermanos, Enrique Franco, misionero en Togo y amigo de César desde hace más de 30 años, rubrica: “ahora la gente está llorando, pero yo sonrío porque he conocido a un santo en vida”.

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