Una fuerza interior que sólo la fe la explica

Una fuerza interior que sólo la fe la explica
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Mons. Sebastià Taltavull Dios nos llama a ser fuertes en la fe, a dejar que se ponga en acción el don espiritual de la fortaleza. La acción del Espíritu Santo es descrita en la Biblia con la palabra "fuerza", y se refiere a la fortaleza interior que el cristiano experimenta en momentos de peligro o desánimo, en tiempos de crisis religiosa o de debilitamiento espiritual, sobre todo cuando es perseguido, amenazado y excluido, cuando ha de defender la vida, la dignidad humana y los derechos de los más pobres y la propia fe que profesa.
ay momentos en los que el creyente experimenta una fuerza interior que viene de Dios. Lo percibimos con frecuencia en los enfermos y en muchos otros que dan testimonio. Decimos que no sabemos bien qué les ha pasado, el ánimo que han adquirido, la fuerza interior que les ha sostenido, la decisión que han tomado, el testimonio que han dado, las palabras que han pronunciado, la fe que han proclamado, los motivos de esperanza que ha explicado, el ardor de la caridad que han contagiado, el mal o la adversidad que han superado… No pensemos que sea orgullo personal reconocerlo y decirlo, sino satisfacción creyente, aunque venga llena de sufrimiento, de persecución, de dolor físico y moral, de cualquier contrariedad.
En este sentido, hay dos testigos que últimamente me han impactado mucho. El primero, la conversación con Josepha, la refugiada camerunesa trasladada a Palma por la ONG Open Arms, cuando en la visita que le hice en el hospital de Son Espases me decía que "la fe en Dios, cantar y rezar perdida en medio del mar había sido su fuerza". El segundo, el mensaje que he recibido de Mons. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, contándome la delicada situación por la que está pasando su país: represión violenta que ya deja casi 400 muertos, represión selectiva con encarcelamientos, torturas y juicios ilegales. Él mismo está amenazado de muerte y perseguido y, en medio de esto, con qué valentía dice "mi fuerza es el Señor". El régimen dictatorial está oprimiendo este pueblo de una manera salvaje y ha declarado una guerra abierta contra la Iglesia. En ambos casos, la fuerza es la fe, ¡es el Señor! Son un ejemplo que toca nuestra conciencia de cristianos, a menudo dormida.
La misma fortaleza la experimenta Jesús en la cruz. Esta fortaleza, también la viven los mártires, hombres y mujeres que han sido y aún son el signo más luminoso de Jesús porque se han parecido a Él en la ofrenda más radical de su vida. El espíritu de fortaleza da consistencia a la fidelidad a las decisiones tomadas. Desde esta perspectiva podemos llegar a entender el porqué de ciertas formas de vida y opciones evangélicas radicales que, sin este don de fortaleza, serían inviables y resultarían incomprensibles. No dejemos de orar, pidamos esta fuerza interior que solo la fe puede explicar, la necesitamos también aquí, nosotros, en todo lo que queremos emprender para ser la Iglesia que Jesús quiere.
+ Sebastià Taltavull
Obispo de Mallorca