Latinoamérica y España

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Agencia SIC

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Mons. Alfonso Milián Han pasado más de cincuenta años, desde que el entonces arzobispo de Zaragoza, don Casimiro Morcillo, decía a sus seminaristas: "todos vais a tener que ir cinco años a Hispanoamérica; se está jugando el futuro de la Iglesia católica en esos países". Nosotros, con generosidad juvenil, estábamos dispuestos a secundar su llamada. De hecho, muchos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, partieron hacia América Latina para colaborar con aquellas diócesis en la tarea evangelizadora. Los Obispos latinoamericanos han manifestado de muchas maneras su gratitud.

En el documento del Episcopado latinoamericano reunido en el santuario de Aparecida decían: "Damos gracias a Dios por los misioneros y misioneras que vinieron al continente y a quienes hoy están presentes en él, dando testimonio del espíritu misionero de sus Iglesias locales al ser enviados por ellas".

Ahora somos los Obispos españoles quienes damos gracias a la Iglesia latinoamericana por los sacerdotes que nos envía. Personalmente, quiero agradecer con todo el corazón a los diez sacerdotes latinoamericanos y a sus Obispos esta fraterna y valiosa colaboración entre nuestras Iglesias. Una gratitud que hago extensiva a los tres sacerdotes polacos que trabajan con nosotros.

En este domingo, en que celebramos el Día de Hispanoamérica, estrechamos nuestra comunión con la Iglesia latinoamericana, al tiempo que somos conscientes de que asumimos parecidos desafíos: la secularización, la hostilidad frente a la presencia pública de la Iglesia y de su mensaje, las corrientes hedonista y relativista propiciadas por la sociedad de consumo? Unos y otros estamos empeñados en esa nueva evangelización: nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones, tal como dijo Juan Pablo II a los Obispos hispanoamericanos en su Asamblea de 1983.

"El mundo de hoy nos dice Benedicto XVI necesita personas que anuncien y testimonien que es Cristo quien nos enseña el arte de vivir, el camino de la verdadera felicidad, porque Él mismo es el camino de la vida; personas que hablen a Dios para poder hablar de Dios". Se necesitan personas que muestren a Dios en su propia vida, en todas las dimensiones de su existencia.

Esta misión no la pueden llevar a cabo evangelizadores tristes y desesperanzados, impacientes o ansiosos, sino servidores del Evangelio, cuya vida irradie el fervor de quienes han recibido la alegría de Cristo y acepten, con audacia y valor, consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios.

Esta invitación, dirigida principalmente a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos españoles que trabajan como misioneros en América, viene de la Comisión Pontificia para América Latina. Ellos son manifestación fecunda de la solicitud apostólica de la Iglesia en España.

También invita a los cristianos de todas las Diócesis españolas a pedir con insistencia que la Providencia divina suscite entre nosotros vocaciones misioneras para comprometerse en una nueva evangelización.

Con mi afecto y bendición.

+ Alfonso Milián Sorribas

Obispo de Barbastro-Monzón

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