La investigadora y coautora del estudio sobre el impacto socio-económico del trasvase Tajo-Segura en los Municipios Ribereños de la cabecera del Tajo, Nuria Hernández-Mora, ha pasado por los micrófonos de “Imparables”, donde ha señalado que estas poblaciones perdieron una oportunidad histórica de desarrollo al inicio de los años ochenta, cuando entró en funcionamiento la infraestructura del trasvase: “Cuando en los años sesenta y setenta se construyeron aquellos dos enormes embalses de Entrepeñas y Buendía, su alta capacidad hídrica permitió desarrollar en la zona unas actividades recreativas como el baño y la vela.”

De esta manera, nació el conocido como “Mar de Castilla”, entorno al cual se comenzaron a construir hoteles, urbanizaciones de segunda residencia, surgen nuevos negocios hosteleros... Hasta que el acueducto Tajo-Segura, cuenta la investigadora, dio al traste con aquello: “No se tuvo en cuenta la realidad socio-económica ni las necesidades de estos pueblos. Aquello provocó que los negocios se estancasen, no hubiera dinamización de la zona, y finalmente, claro, sus habitantes se marcharan. Desde 1981, los Municipios Ribereños han perdido el 21% de su población”.

Tanto es así que, la investigadora Hernández-Mora, se refiere a esta zona como deprimida: “La llaman la Siberia española, al estar despoblada. Lo peor es que tiene pocas alternativas de desarrollo, en parte porque la administración no cumplió con los compromisos que adquirió con estos pueblos con la puesta en marcha del trasvase. Ni siquiera se construyeron las infraestructuras necesarias para garantizar el abastecimiento de agua en todos los municipios.”

Para Nuria Hernández-Mora, el trasvase acabará por cerrarse con el paso del tiempo, al no haber agua suficiente para trasvasar, ya que cada vez llueve menos. ¿Será el cambio climático, si no lo hace antes la clase política, la que acabe con este problema que dura ya cuatro décadas?