El consejo que le dio el Papa León al cura más joven de España, el murciano Miguel Tovar: "También llamó a mis padres..."
Este sacerdote de 24 años e hincha del Real Murcia, conoció al Pontífice el pasado 7 de agosto, tan solo un mes después de su ordenación, un encuentro que "marcará siempre mi vida"
Madrid - Publicado el
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Hay fechas que marcan una vida. Para Miguel Tovar, sacerdote de la diócesis de Cartagena y considerado el cura más joven de España con apenas 24 años, el 7 de agosto quedará para siempre grabado en su memoria. Ese día, a tan solo un mes de su ordenación sacerdotal, tuvo la oportunidad de saludar y conversar con el Papa León XIV.
“MARCARÁ SIEMPRE MI VIDA"
“Probablemente, después de mi ordenación sacerdotal y de la primera misa, el encuentro con el Papa es el tercer acontecimiento que marcará siempre mi vida”, ha asegurado en 'Mediodía COPE'.
“Fue una experiencia tremenda. Destaco su cercanía y su humanidad. Vi en él un hombre sencillo, normal, con una humildad enorme”, ha explicado. En esa conversación, León XIV le dio un consejo que Miguel guarda, como dice, como un tesoro: “Me dijo que fuera fiel y que nunca perdiera la alegría del sacerdocio, especialmente a través de la oración. Y eso se me ha quedado grabado para toda la vida”.
Pero el Papa no solo quiso saludarle a él, sino también a sus padres, que viajaron con Miguel a Roma: “Cuando le dije que venía con mis padres, me pidió que los llamara. Les dio la enhorabuena por entregar un hijo a la Iglesia con 24 años. Mis padres estaban emocionadísimos”.
El sacerdocio, como cualquier vocación, es un Don de Dios. No lo he elegido yo. Lo he acogido, claro, con mi libertad, pero es Dios quien llama
Sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Torrealta (Molina de Segura, Murcia)
"no respondí hasta los 18"
Miguel se ordenó sacerdote el pasado 5 de julio. Entró en el seminario con 18 años, después de haber sentido la llamada a los 13, aunque reconoce que durante la adolescencia dudó: “Siempre les digo a los jóvenes que Dios no te manda un WhatsApp para llamarte, sino que lo hace a través de personas y circunstancias. Yo sentí esa vocación con 13 años, pero no respondí hasta los 18, cuando ya era imposible resistirse a esa paz y esa alegría”.
Si hay una palabra que define su camino es gratitud: “El sacerdocio, como cualquier vocación, es un don de Dios. No lo he elegido yo. Lo he acogido, claro, con mi libertad, pero es Dios quien llama. Por eso siempre empiezo mi testimonio con la palabra ‘gracias’. Estoy eternamente agradecido al Señor, a mis padres, a la Iglesia, a mi obispo, a mis formadores y a tantos compañeros que me han acompañado”.
'su misericordia es eterna'
Su lema sacerdotal, 'su misericordia es eterna', refleja lo que más le ha marcado en su fe: “Si algo me ha cautivado ha sido la misericordia de Dios. En un mundo con tanta división y enfrentamiento, yo quiero mostrar al Señor como un Padre que no juzga, que perdona, que sale al encuentro. Eso es lo que más necesita la gente”.
La universalidad de la Iglesia, desde el Congo
Durante sus años de seminario, una experiencia le marcó profundamente: un viaje a la República Democrática del Congo. “Allí comprendí la universalidad de la Iglesia. Donde no llega nadie, llega la Iglesia. En una tierra donde falta de todo, vi cómo la Iglesia no solo atiende lo espiritual, sino también lo humano, lo logístico, lo cotidiano. Eso me ayudó a amarla y respetarla aún más, como a una madre”, ha explicado.
Un cura futbolero
Miguel no esconde su pasión por el deporte, especialmente por el fútbol: “Siempre digo que mi equipo es el Real Murcia. Soy muy futbolero. Durante los años del seminario jugábamos mucho y también seguíamos partidos. Al principio pensé que no iba a poder ver más fútbol, pero lo compagino bien. Eso también ayuda a mostrar que los sacerdotes somos personas normales, que hacemos cosas normales”.
No solo sigue al Murcia. Como buen murciano, también anima al tenista Carlos Alcaraz: “Cada vez que puedo lo sigo, claro que sí. Y cuánto más siendo mi paisano. Es un orgullo para todos”.
En apenas unas semanas, Miguel ha vivido grandísimos momentos: su ordenación sacerdotal, la primera misa y el encuentro con el Papa: “Estaré eternamente agradecido al Señor porque es Él quien me ha llamado”.