Ni la fractura social abierta en Cataluña, ni los graves disturbios de la semana pasada, ni lo que opinen la mitad de los catalanes. Nada frena a Quim Torra ni a su mentor fugado en Bruselas. Hoy el presidente de la Generalitat ha vuelto a reafirmar su voluntad de seguir en la senda separatista. El partido de Puigdemont y de Torra, el de Junqueras y los radicales de la CUP han firmado una resolución en la que vuelven a desafiar al Tribunal Constitucional y a la ley reivindicando el derecho a la determinación. En un ejercicio de nueva provocación, lo que hace Torra es comprar un boleto más para complicar su horizonte judicial.

Hoy ha comparecido para mostrar su lado más llorón. Esto es un sello propio de los dirigentes separatistas. El lamento permanente. ¿Y de qué se ha quejado hoy Quim Torra? Pues de que Sánchez no le coge el teléfono. Igual tiene algo que ver su tibia condena de la violencia. Igual tiene también mucho que ver que haya pedido una investigación para aclarar la actuación de los Mossos de Escuadra, en lugar de reafirmar su compromiso por identificar a los violentos y hacerles pagar todos los destrozos. Con dinero pero también con la cárcel, a los que hayan superado todos los límites. Cuando todavía hay policías hospitalizados vuelve a quedar en evidencia al anunciar que va a investigar a los agentes.

Está claro que a 19 días de las elecciones generales, Sánchez no va a hacer ninguna concesión a Torra. Pero es que en cualquier otro escenario, con su permanente actitud retadora, también merece gesto alguno.

Hoy queremos hablarte de Clotilde. No hace mucho que escuchamos el testimonio de Clotilde en Mediodía COPE. Con 107 años, casi hasta el final, ha estado ayudando a los demás como voluntaria de Cáritas en su pueblo, en Bircorp. De hecho, el pasado mes de junio, el Rey entregó a Clotilde la medalla al mérito civil. Clotilde ha muerto a los 107 años pero nos deja un ejemplo incansable de ayuda a los más necesitados.