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La firma de José Luis Restán, en Mediodía COPE: No somos nosotros los salvadores
Tiempo de lectura:2Actualizado14:04
En el reciente viaje a Mongolia, fue significativo el momento en que el Papa tomó de la mano a dos obispos de Hong Kong presentes en la Misa. Eran el emérito, John Tong, y el recientemente nombrado pastor de esa diócesis, Stephen Chow. Faltaba un tercero, el cardenal Joseph Zen, el viejo león que a sus 91 años sigue siendo un dolor de cabeza para el gobierno chino. Debido a su estado de salud, no pudo viajar a Mongolia. La foto hubiese sido hermosa y, tal vez, arriesgada.
En estos días el cardenal Zen ha concedido una entrevista en la que se hace patente su mirada de hombre de fe. Ahora mismo se tiene que mover en silla de ruedas y su condición le impide continuar su ministerio en las cárceles, al que se ha dedicado desde que dejó la guía de la diócesis. "Me pongo en manos de Dios, ha dicho, si consigo recuperarme y caminar, volveré a visitar a los presos para alentarles a no desanimarse, a no enfadarse... Es un poco difícil, pero lo más importante es no odiar".
Zen recuerda su batalla por la libertad de las escuelas católicas, una de las muchas que le pusieron en la diana del régimen. "No importa si no tuvimos éxito, hicimos lo que teníamos que hacer". Y añade una reflexión imponente: "vivimos un momento de mucha tensión, estamos haciendo todo lo posible, pero nosotros no somos los salvadores".
El viejo cardenal ha profesado una fidelidad al Papa a prueba de bomba, que no le ha impedido discrepar enérgicamente de la estrategia de la Santa Sede en China. Sin embargo, muestra su complacencia con el nombramiento de su joven sucesor, el jesuita Stephen Chow, y pide que se le dé tiempo para su difícil misión de preservar la esencia de la fe y cooperar con el gobierno de manera adecuada. Como él dice, con la sabiduría de su larga vida de lucha y de testimonio de fe: tengamos confianza, hagamos lo que podamos, nosotros no somos los salvadores.

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