La Tarde, en una clase para víctimas de trata: "No hay que atar a una mujer para que esté explotada"

En APRAMP, las supervivientes de explotación sexual son mediadoras, y tienen la llave para acercarse y ayudar a otras mujeres que siguen estando en las redes de trata

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'La Tarde' acude a una formación para personas víctimas de trata

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

La trata de personas es una de las mayores lacras a nivel mundial, es la forma de esclavitud del siglo XXI. No siempre está destinada a la explotación sexual, también es laboral, tráfico de órganos, matrimonios forzados y un largo etc. Eso sí, el 93 % de las víctimas son mujeres, y muchas vienen de fuera de nuestro país, o incluso son de nuestro país, y acaban por desgracia en manos de mafias, de chulos, que las prostituyen.

Fernando de Haro ha asistido a unas formaciones en APRAMP (Asistencia integral de las víctimas de trata de personas) de chicas que han sido víctimas de trata, y que ahora trabajan como mediadoras y aprenden para poder ayudar a otras chicas que siguen estando en las redes de trata. Las protagonistas de este reportaje no querían ser identificadas, por lo que sus voces han sido distorsionadas para 'La Tarde'.

En esta sesión, el lenguaje inclusivo y saber detectar cuándo el lenguaje es sexista o machista, es el tema que han tratado. "En función del tono de voz también vamos a tener más autoridad más poder, ya no es solo las palabras" explicaba una de ellas. "Al final se trata de que las formaciones sean participativas, que las mujeres tengan voz y puedan dar su opinión. Es la forma en la que aprenden de forma más dinámica". También tratan otros temas como la comunicación asertiva, las habilidades sociales, la parte de formación enfocada a la trata.

La Tarde acude a una formación para personas víctimas de trata

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La labor de mediadora en lucha contra la trata

Las supervivientes de explotación sexual son las que tienen la llave para acercarse a esas mujeres. Mujeres que no se quieren quedar en lo que les pasó, que quieren contar que hay vida más allá de la trata, y no se instalan en el victimismo. "Nuestro trabajo es a pie de calle, de detección de mujeres y niñas que están en situación de trata con fines de explotación sexual" contaba María, mediadora.

La detección es solo el primer paso de un proceso largo y exhaustivo, establecido para proteger a corto y largo plazo a la víctima. Para identificarlo y reconocerlas, "acuden a distintos sitios y se ven los indicios verbales y no verbales. Si entras en un sitio y hay una cámara, y si las mujeres no se pueden comunicar con libertad es que hay trata". Pero no existen perfiles de una mujer para la trata, "puedes tener un buen trabajo, estudios, y aún así puedes caer, no tiene que ver con que vengas de un país pobre".

"Pero no todo el mundo sirve para ser mediadora" aclara una de ellas. "APRAMP tiene muchos procesos y trabaja con más empresas que da alternativas a las mujeres que salen de esta situación para poder seguir con su vida".

Nadie se ofrece para ser esclava

Si alguien está en situación de trata, "lo más importante es dar el paso aunque cuesta, cada mujer necesita su tiempo y darse cuenta de la situación en la que está, pues no se siente como víctima" contaba Verónica. Es ahí donde entran en juego la función de la mediadora. Lucía añadía que "lo primero es un proceso de aceptación, las derivamos al centro de acogida para que tengan atención psicológica, reflexionen y vayan entrando en razón y vean que han sido víctimas de trata".

También destacan la importancia del vínculo con las mujeres. Por ejemplo, cada país tiene su cultura, y en el caso de las africanas, "una persona blanca no puede tener un vínculo con una persona negra, por ello la mediadora africana intenta crear vínculo para que haya confianza y romper esa barrera".

La Tarde acude a una formación para personas víctimas de trata

¿A la trata te acostumbras?

Cualquiera podría pensar que si eres víctima de trata te deberías sentir en el infierno o que estás siendo abusada, pero lo cierto es que "llega un punto que no lo sientes porque crean un estado de vulnerabilidad y de dependencia hacia tu maltratador, que tú lo ves como un Dios. Hay un momento que esa persona puede que se sienta mal, pero una estrategia que usan con todas las chicas es hacerlas drogodependientes. En ese mundo todo es negociable, hasta tu comida" explica una de ellas.

El tipo de vida que suelen llevar es "estar encerradas las 24 horas, no pueden hablar con nadie, tiene miedo a todo el mundo y vienen con miedo de sus países de origen, la policía es corrupta y desconfían de todo el mundo. Cuando llegan a la oficina y les explicas los derechos que tienen aquí no se lo pueden creer. Son los propios tratantes los primeros en decirte que no confíes en la policía".

Es una explotación constante, pues siempre estás disponible para ellos: "Las víctimas trabajan largas horas y si no ejercen, si no generan cierta cantidad de dinero, acumulan deudas de hasta cuarenta mil y cincuenta mil euros, y juegan con que no controlan lo que deben". Hay quien dice que hay una prostitución que es libre, pero una de ellas aclara que "es porque no queremos ver la realidad de qué hay detrás de esa mujer, ni nos hemos parado a preguntar por qué están ahí. No hace falta atar a una mujer para que veas que está explotada" asegura.

Pero además de la trata sexual, también van casos que lo experimentan en el ámbito del trabajo doméstico. "Cuando en una casa limpias, cocinas, cuidas de los hijos, no te dejan salir sola a la calle por falta de documentación, tráfico de drogas, por lo que es difícil que la mujer escape por miedo, pues los tratantes conocen en muchos casos a la familia de origen y tienden a amenazar" explica.

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