Jorge Alcalde, divulgador científico, sobre los disruptores endocrinos: "La evidencia científica demuestra que cada vez estamos más expuestos"
Alcalde explica en La Tarde de COPE qué son los disruptores endocrinos y cómo afectan a nuestra salud
Madrid - Publicado el
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Cada día millones de personas utilizamos productos u objetos que pueden contener sustancias capaces de alterar procesos internos fundamentales del cuerpo. Son lo que se llaman disruptores endocrinos, es decir, compuestos químicos presentes en artículos tan comunes como envases de alimentos, utensilios de cocina, cosméticos o productos de higiene personal.
La comunidad científica lleva años estudiando su efecto en el organismo y alerta de la necesidad de entender mejor cómo actúan y en qué medida pueden suponer un riesgo para la salud. El divulgador científico Jorge Alcalde explica que los disruptores o alteradores endocrinos son "unas sustancias externas a nuestro cuerpo y que precisamente alteran nuestro sistema endocrino".
Una niña sujeta un vaso de plástico mientras le sirven un poco de leche
Este sistema [el endocrino], formado por glándulas y hormonas que circulan por nuestro cuerpo, es fundamental para funciones tan básicas como el crecimiento, la regulación del estado de ánimo o la producción de sustancias esenciales para la vida. Según explica Alcalde, estos elementos externos "pueden bloquear los receptores hormonales o dificultar el camino de las hormonas hacia su buen funcionamiento y alterar también nuestra salud".
Una exposición REGULADA
Los expertos piden evitar alarmismos innecesarios, pero sí recuerdan que se trata de una cuestión relevante. Alcalde señala que "es preocupante porque hay evidencia científica que demuestra que cada vez estamos más expuestos a ellos".
Sin embargo, también destaca que ha habido avances importantes en regulación y control: "la regulación, más o menos exhaustiva, nos permite tener cierta seguridad de que no se superan ciertos límites. Incluso algunas sustancias de este tipo han sido prohibidas".
La mayor parte de las investigaciones que estudian los efectos de estas sustancias se ha llevado a cabo in vitro o con animales, lo que implica que aún no se pueden establecer conclusiones totalmente definitivas en humanos. No obstante, Alcalde advierte que los estudios existentes justifican la cautela y la vigilancia continuada.
EL HÁBITAT DE LOS DISRUPTORES
En un hogar corriente, los disruptores endocrinos pueden encontrarse en múltiples espacios. En la cocina pueden estar presentes en los envoltorios de los alimentos o en los recubrimientos antiadherentes de las sartenes. Alcalde señala que "en todo aquello que tenga un tratamiento químico es muy probable que se haya utilizado algunas de las muchas sustancias que se usan para retardar el proceso de descomposición de los plásticos".
En cuanto a las sartenes antiadherentes, la recomendación general no es dejar de usarlas de inmediato, sino hacerlo con sentido común: "Cuando vemos que se desprenden las primeras lascas del recubrimiento, ese utensilio ya está en desuso y deberíamos cambiarlo", indica. También sugiere optar por productos de calidad y adquiridos en establecimientos fiables.
En otras zonas de la casa, como el salón, los disruptores pueden llegar a través del aire y el polvo, por lo que mantener una buena ventilación y limpieza regular reduce la exposición. El cuarto de baño concentra buena parte de estos compuestos por la presencia de cosméticos, cremas solares, desodorantes y productos de higiene diaria. Alcalde recuerda que muchos de ellos están regulados y que conviene prestar atención a las etiquetas y a la certificación europea de seguridad.
Exposición acumulativa y momentos vitales delicados
Una de las características de estas sustancias es su efecto acumulativo. Además, ciertos periodos del desarrollo humano son más sensibles que otros, como la etapa fetal o la primera infancia.
Los efectos no son inmediatos ni directos y, según el divulgador, "tampoco está muy claro cuáles son las consecuencias". Sin embargo, algunas investigaciones han detectado posibles relaciones entre la exposición prolongada y alteraciones en el desarrollo físico o el estado hormonal.
Conocer, regular y convivir de forma equilibrada
Pese a todo, Alcalde insiste en evitar posiciones extremas: no se trata de eliminar estos productos de la vida diaria, sino de informarse y usarlos con criterio: "Si no existiesen muchas de estas sustancias, a lo mejor no podríamos tener alimentos conservados durante mucho tiempo. Si no existiese el plástico, no existirían los catéteres que tantas vidas salvan en los hospitales", dice.
Por ello, la clave está en conocer su existencia, confiar en la regulación científica y ajustar hábitos cotidianos cuando sea posible, sin caer en alarmismo.