Luis Chiva, ginecólogo: "La inmensa mayoría de ginecólogos en España son objetores de conciencia al aborto, porque además de ser un trauma, es algo realmente complicado"

El portavoz de la Fundación Jérome Lejeune explica a Fernando de Haro por qué los ginecólogos se unen para luchar contra la interrupción voluntaria del embarazo

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

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En los últimos días, el síndrome post aborto ha vuelto a situarse en el centro del debate público. Este término se refiere a las posibles secuelas psicológicas que algunas mujeres pueden experimentar tras interrumpir su embarazo: sentimientos de culpa, ansiedad, tristeza profunda o incluso depresión. Aunque desde algunos ámbitos se cuestiona su existencia como síndrome clínico, hay médicos que defienden la necesidad de informar con transparencia sobre estas consecuencias. 

El ginecólogo Luis Chiva, portavoz de la Asociación Ginecólogos Jerome Lejeune, lo explica en La Mañana del Fin de Semana de COPE: "Nada es gratis en medicina. El aborto puede tener consecuencias físicas y psicológicas, y ocultarlo o banalizarlo es un error".

El aborto es un problema en España

"Se ha banalizado el aborto"

Para el doctor Chiva, el problema principal es que la sociedad ha reducido la interrupción voluntaria del embarazo a un trámite sin importancia. "Se ha politizado, se ha utilizado como un arma arrojadiza y se ha banalizado hasta el punto de considerarlo algo parecido a hacerse una manicura", afirma con contundencia.

En su opinión, el aborto no puede tratarse como un acto sin trascendencia. "Interrumpir un embarazo en muchas ocasiones no es fácil desde un punto de vista técnico. Y exige, como cualquier otro acto médico, explicar con claridad los efectos secundarios que pueden aparecer", señala. Entre ellos, advierte, están las alteraciones emocionales derivadas de interrumpir "algo tan maravilloso como es un embarazo".

La ley del aborto en España ampara la interrupcuión del embarazo

Uno de los aspectos que más preocupa a Chiva es la falta de información clara y suficiente a las mujeres que deciden abortar. Según denuncia, en muchas ocasiones ni siquiera se les realiza una ecografía previa, y mucho menos se les enseña la imagen. "Por supuesto que no se enseña la ecografía a la madre, porque podría tener derecho a cambiar de opinión", asegura.

Para el ginecólogo, esta práctica choca con el principio fundamental del consentimiento informado en medicina: "En cualquier otra intervención, somos extremadamente cuidadosos. Una mujer que desee ligarse las trompas, por ejemplo, jamás puede dar su consentimiento bajo anestesia, porque no sería válido. Sin embargo, en el aborto muchas veces la información que se da es muy somera y sin alternativas reales".

Interrumpir un embarazo en muchas ocasiones no es fácil desde un punto de vista técnico. Y exige explicar con claridad los efectos secundarios que pueden aparecer"

Luis Chiva

Ginecólogo

MUCHOS GINECÓLOGOS, EN CONTRA DEL ABORTO

Otro de los puntos que pone sobre la mesa el doctor Chiva es la alta tasa de objetores de conciencia entre los profesionales de la ginecología en España. "De los 8.000 o 9.000 ginecólogos que hay en el país, la inmensa mayoría son objetores", afirma.

Según explica, muchos profesionales consideran que el aborto no solo es una práctica complicada desde el punto de vista médico, sino también un acto con gran carga emocional y ética. "Nos quieren tener controlados en listas de objetores, quizá para manipularnos, pero la realidad es que somos objetores", denuncia. 

El ginecólogo también alerta sobre la situación de los centros donde se practican la mayoría de abortos. "Toda la network del aborto ha salido de la Seguridad Social y está en centros privados con ánimo de lucro", explica. Estos centros, señala, cumplen la ley, que permite abortar libremente hasta la semana 14, pero "la información que se ofrece a las mujeres es muy poco relevante". 

La ley del aborto permite abortar libremente hasta la semana 14

El mensaje del doctor Chiva es claro: las mujeres deben recibir información completa y veraz antes de tomar una decisión tan importante. "Estamos obligados a ser transparentes en cualquier intervención médica, y el aborto no puede ser una excepción", insiste.

Para este especialista, hablar del síndrome post aborto y de las consecuencias psicológicas que puede tener es una cuestión de honestidad profesional. "No se trata de meter miedo, pero sí de ser claros. Porque interrumpir un embarazo no es un acto trivial y puede dejar huella", concluye.