Dos años han pasado desde que la pandemia cambió la vida a muchos sectores, uno de ellos, el del ocio. Por ello, los festivales musicales han regresado por todo lo alto. La música en directo se ha reinventado y los escenarios han cambiado.

Se preveé una temporada gloriosa para este tipo de eventos con la gente ansiosa por volver a encontrarse con sus bandas favoritas libre ya de restricciones y mascarillas. Después de todo lo vivido, los organizadores de festivales dicen sentirse en una especie de "calma tensa". Las autoridades sanitarias ya han eliminado el uso de la mascarilla, pero apelan a la responsabilidad individual y se fijan en experiencias recientes como el festival estadounidense Coachella.

Según el último Anuario de la Música en Vivo, publicado por la Asociación de Promotores Musicales (APM), la música en directo en España recaudó el año pasado por la venta de entradas 157 millones de euros, un 13% más que en 2020. El año en el que el virus provocó una caída del 63% de la facturación. Las ganas se notan y los amantes de la música lo saben.

Viña Rock, Starlite, Mad Cool o Primavera Sound son algunos de los festivales que congregan a miles de persoans alrededor de los escenarios. Hablamos de un ciclo de conciertos durante todo el verano que este año va a generar 1.000 empleos directos. Los promotores también coinciden que la gente está más cautelosa y espera hasta el último momento para comprar su entrada y poder disfrutar de los festivales.

Todo este optimismo no es casualidad: es fruto de una fidelidad, la que ha demostrado el público de los principales festivales desde marzo de 2020. En algunos casos, hasta el 90% de las personas que tenían su entrada ya comprada la conservó.

Y es que después de una mala época, el ocio parece que vuelve, esta vez sí, a la normalidad.