Ómicron. Hasta hace poco más de una semana tan solo era la decimoquinta letra del alfabeto griego. Ahora, seguramente, sea la palabra del momento, la más repetida.

Desde que fuese detectada sabemos que esta nueva variante tiene dos particularidades: una mayor trasnmisibilidad y el hecho de que esté compuesta por hasta 30 mutaciones. A partir de ahí, cualquier cosa era especular e incluso exagerar.

La doctora Angelique Coetzee, médico de familia y directora de la Asociación Médica de Sudáfrica, lo dejaba muy claro. “Lo que estamos viendo en Sudáfrica y somos el epicentro de todo, son casos extremadamente leves. Ahora mismo creo que hay un pánico innecesario”, explica Coetzee, una de las primeras médicas en detectar Ómicron. Los síntomas, muy similares a los que ya conocemos: cansancio extremo, dolor muscular, fiebre alta...

La clave está en la efectividad de las vacunas. En la OMS dieron dos semanas de plazo para estudiar el comportamiento y solo ha pasado la mitad del tiempo. Sin embargo, todo apunta a una misma dirección. “Lo más probable es que las vacunas actuales no pierdan completamente la efectividad frente a nuevas variantes. Pero en el caso de que se redujera significativamente si que podrían modificarse sin grandes dificultades técnicas”, explica a COPE la virologa Isabel Sola que trabaja en el CSIC desarrollando una vacuna.

Hay quienes se atreven a poner plazos para la inmunización contra la variante Ómicron. “Si tenemos que hacer la marca de una nueva vacuna, pienso que será como pronto en 2022 para que esté disponible en grandes cantidades”, adelantaba Paul Burton, Director Médico de la farmacéutica Moderna.

Quien también llama a la calma es Fernando Albericio. Es un químico español que vive en Durban, Sudáfrica, y que ahora mismo está investigando la nueva variante. “Estamos mejor que Alemania, mejor que Inglaterra, al mismo nivel que España... La situación aquí no es dramática. La estáis viendo vosotros dramática desde allí, aquí hay una calma responsable y con esperanza. Los casos es verdad que están subiendo, están muy concentrados en la región de Gauteng, que es Johannesburgo y Pretoria”, explica a COPE.

El problema, y que en parte explica el impacto que está teniendo la cepa, pasa por la vacunación. “En Sudáfrica, aunque en Europa no se nos vea así, somos un país estandarizado. Entonces queremos vacunas pero hemos sido retrasados con respecto a España. Hay ciertas reticencias, sobre todo en zonas rurales, a estar vacunado”, añade Albericio.

En Sudáfrica apenas el 24% de la población cuenta con la pauta completa. Si nos fijamos en África, como continente, ese porcentaje baja hasta el 11% aproximadamente y tan solo con una dosis según datos de un estudio realizado por la universidad de Oxford. Ese es otro de los problemas: una pandemia mundial en la que no todo el mundo, por desgracia, tiene acceso a las vacunas.

En el Chad, uno de los países más pobres de África, a la falta de recursos también se une la desconfianza. Camile es un sacerdote que vive en España pero trabaja para lleva la educación y el deporte a los niños chadianos. Contaba en 'La Linterna de COPE' que la falta de test es evidente. 5 mil positivos en una población de 14 millones. Y solo 175 muertos. La realidad, nos contaba, es bien distinta: “Los primeros meses de junio y julio muy poca gente ha venido a ponerse la dosis de la vacuna porque temían. Dicen que si te pones la vacuna, a lo mejor te pones enfermo o te mata en vez de que te mate la enfermedad y la gente temía”.

Este escenario explica el hecho de que en Sudáfrica se hayan detectado dos nuevas variantes.... Ahora hablamos de Ómicron pero meses atrás la protagonista fue otra versión ahora llamada Beta. También hablamos de la India, la Delta, o la brasileña, la Gamma. ¿El común denominador aquí? Poblaciones con un bajo porcentaje de vacunación.