Viaja de Valladolid a 9.200 kilómetros de distancia por algo que ocurrió hace 500 años y que le emociona: "Un vínculo muy fuerte"
Antonio Rodríguez cuenta en La Linterna la idea que ha puesto en marcha con varios vecinos de la localidad castellanoleonesa y que recuerda a algo que pasó en 1987
Madrid - Publicado el
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En agosto, un grupo de vallisoletanos viajará hasta Jalapa, Guatemala, para coordinar un campus sociodeportivo destinado a 500 jóvenes y niños. La iniciativa, impulsada por la Fundación Valores del Fútbol, busca fomentar valores como el trabajo en equipo, la solidaridad y el respeto a través del deporte. Pero lo verdaderamente sorprendente no es el proyecto en sí, sino el motivo que hay detrás: una conexión histórica entre ambas ciudades que se remonta al siglo XVI, cuando Valladolid y Jalapa se convirtieron, cada una en su tiempo y continente, en pioneras de la defensa de los derechos humanos.
Un legado que atraviesa siglos y océanos
En 1550, Valladolid fue escenario de un debate que cambiaría el curso de la historia: la Controversia de Valladolid, en la que el teólogo Ginés de Sepúlveda y el fraile dominico Bartolomé de las Casas discutieron sobre la humanidad y los derechos de los indígenas americanos. Aquel enfrentamiento intelectual, considerado por muchos expertos como el germen de los derechos humanos, dejó una huella imborrable en la ciudad castellana.
Casi 500 años después, en 1987, Jalapa (una pequeña ciudad situada a unos 100 kilómetros de la capital guatemalteca) se convertía en la primera localidad de América Latina en establecer una Procuraduría de Derechos Humanos. Este paralelismo histórico no pasó desapercibido para un grupo de vallisoletanos, que descubrieron en Jalapa no solo un reflejo lejano de su propia tradición humanista, sino también un vínculo espiritual aún más profundo.
Valladolid
La congregación que unió dos mundos
En 1979, Jalapa vio nacer la Congregación de Hermanas de Marta y María, una orden religiosa dedicada a obras de caridad y educación. Su fundadora, la madre Ángela, viajó años después a Valladolid, donde renunció al cargo de superiora general en un gesto que reforzó los lazos entre ambas ciudades. Desde entonces, las hermanas han mantenido una presencia activa en España, colaborando en proyectos sociales y educativos.
"Hay un vínculo muy fuerte", explica Antonio Rodríguez, secretario de la Fundación Valores del Fútbol y uno de los impulsores del campus. "No es solo una cuestión histórica, sino también espiritual. Jalapa y Valladolid comparten una misma vocación por la justicia y la dignidad humana, y eso se traduce en acciones concretas como esta".
Dibujo de Jalapa, Guatemala
Deporte como lenguaje universal
El campus, que se celebrará en agosto, reunirá a cientos de niños y jóvenes en actividades deportivas y talleres formativos. Rodríguez y otros cuatro compañeros viajarán para coordinar las jornadas, que incluirán desde entrenamientos hasta charlas sobre gestión de entidades sociales. "El deporte es el idioma perfecto para transmitir valores como el respeto o el esfuerzo", señala Rodríguez, quien también impartirá un taller dirigido a las madres directoras de la congregación.
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La iniciativa culminará con un partido de fútbol entre docentes, religiosas y organizadores, un símbolo de la unión entre dos ciudades separadas por más de 9.000 kilómetros pero unidas por una historia común. "Es increíble pensar que algo que ocurrió hace cinco siglos siga dando frutos hoy", reflexiona Rodríguez. "Esto demuestra que los valores trascienden el tiempo y la distancia".
Un puente con Valladolid que perdura
La colaboración entre Valladolid y Jalapa no es nueva. A lo largo de los años, han surgido numerosas iniciativas conjuntas, desde intercambios educativos hasta proyectos de cooperación. Pero el campus sociodeportivo representa algo más: la materialización de un legado compartido, donde el deporte se convierte en herramienta de transformación social. La fe y la justicia son motores poderosos", concluye Rodríguez. "Y cuando se unen, como en este caso, son capaces de mantener puentes vivos entre continentes". Una lección que, 500 años después, sigue tan vigente como en los tiempos de Fray Bartolomé de las Casas.