La historia de Álvaro de Luna es la de un universitario madrileño reconvertido en actor casi por casualidad. Se licenció en Medicina pero no ejerció nunca, sino que por dinero empezó a hacer pequeños trabajos para el cine hasta que debuto como actor en la película ''La Máscara de Scaramouche''. Pero antes de ello, se ganó la vida como especialista de escenas de acción. Eso le dio la oportunidad de trabajar con los grandes de Hollywood. Rodó escenas para Kirk Douglas y Tony Curtis en ''Espartaco'' o para Anthony Quinn en ''Barrabás''.

Luego comenzó a ganarse la vida en los teatros de Madrid. Eso le dio experiencia y le forjó como actor. De ahí dio el salto a la televisión y el cine. Pero a Álvaro de Luna el éxito absoluto le llegó en los 70. Fue con una serie que cautivó los hogares españoles, Curro Jiménez.

La serie contaba la vida de unos jóvenes bandoleros que se ocultaban en la Sierra de Ronda. Si todavía no sabes de quien te estoy hablando.

Desde ese momento y durante toda su carrera, la gente lo identificaba con ese algarrobo noble y fiel. Él se reía al reconocerlo y no le disgustaba haber pasado a la historia por ese papel.

Aunque lo cierto es que a Álvaro de Luna siempre le hubiese gustado interpretar a un galán o tener papeles intelectuales, ''Nunca me llamaron para hacer de intelectual o para gustar a las mujeres, siempre interpreté los papeles que morían despeñados por escaleras''. Aseguraba en una entrevista hace unos años.

Después de su paso por Curro Jiménez, el actor no paró de trabajar. ''Farmacia de Guardia'', ''Aguila Roja'', ''Pesadilla para un rico'' de Fernando Fernán Gómez, ''Y tú quién eres'', con el gran Antonio Mercero. Un total de 100 títulos hasta su última película, ''Miau'', estrenada este mismo año.

La última porque hoy, el Algarrobo, ha muerto en Madrid. Lo ha hecho después de luchar durante varios meses contra un cáncer de hígado. Ahora, su familia y el mundo del cine le despiden reconociendo una vida entera dedicada al espectáculo.