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Las intenciones de Pompeyo, el jubilado que enviaba sobres bomba: ¿Qué pensaba hacer con un dron manipulado?

Te explicamos en La Linterna de COPE cómo han conseguido detener a este hombre de 75 años por, presuntamente, enviar cartas bomba a Pedro Sánchez y Margarita Robles, entre otros

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Tiempo de lectura: 4'Actualizado 21:10

Pompeyo tiene 75 años, es jubilado del Ayuntamiento de Vitoria y desde el viernes está en prisión acusado de terrorismo. Desde finales de año tenía en jaque a la Policía, cuando envió hasta seis sobres bomba. El primero de esos sobres lo dirigió al Palacio de la Moncloa, luego a la embajada de Ucrania - donde hubo un herido leve - a la de Estados Unidos, al Ministerio de Defensa, a la Base de Torrejón y a una empresa de armamento de Zaragoza. Con estos ataques quería demostrar su apoyo a la invasión rusa de Ucrania. Cuando agentes de la Brigada de Información de Madrid - que trabajaron con sus colegas de Aragón coordinados por la Comisaría General de Información - le pusieron las esposas la semana pasada en Miranda de Ebro, muchos pensaron que se trataba del clásico perturbado. Nada más lejos de la realidad: la investigación ha demostrado que tenía los suficientes conocimientos y la determinación necesaria para volver atentar y que podrían ser aún más graves.

Pablo Muñoz, periodista de ABC, explica en ‘La Linterna’ de COPE la complejidad de la investigación: “Estamos hablando de lo que supone encontrar al remitente de unos sobres que han llegado a distintos sitios, cuando hay millones de estos envíos a diario. Lo primero fue analizarlos, y se comprobó que todos estaban confeccionados de igual manera, así que había que pensar en un único autor. Además, la letra en cada uno era la misma, los sobres iguales y los sellos de la misma serie”, esta es la razón que lleva a sospechar que se trata de un único autor.

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“Al menos había dos datos que podían ayudar a los investigadores: el primero, el tipo de sobre, que solo fabricaba una empresa; el segundo, los sellos, de una edición limitada que solo se había repartido en determinadas oficinas de correos”. Después de realizar el cruce de datos entre dónde estaban esos sobres, información que proporcionó la empresa que los fabricaba, y a dónde habían ido a parar los sellos, determinó la dirección de unas oficinas concretas: “Además, se estudió la trazabilidad de los envíos en correos, analizándose miles de imágenes tomadas por los escáneres, y eso acotó aún más la búsqueda, que terminó de cuajar con el análisis de cientos de horas de imágenes grabadas por las cámaras de seguridad para descubrir desde dónde y quién los había enviado”, relata.

Pero con esto no valía, había que demostrar que Pompeyo era el autor de los envíos sin ninguna duda. Pablo detalla cómo consiguieron identificarle: “Los investigadores consiguieron hasta nueve indicios evidentes de que él era el autor de los hechos. El análisis de los sellos determinó que se habían comprado en dos estancos de Burgos y las características de los sobres utilizados, como te decía, llevaron hasta una web que los comercializa. Los investigadores le pidieron a la empresa los nombres de todas las personas físicas y jurídicas que habían adquirido dicho tipo de sobres y el análisis desembocó en Pompeyo, porque había comprado 25 sobre de este tipo el 5 de noviembre”.

“Además, se comprobó que había adquirido el material pirotécnico a través de Amazon, en concreto en junio y julio, cuando se hizo con un kilo de nitrato potásico puro, cable con mecha, interruptores, filamentos de cobre y bombillas incandescentes... todo lo necesario para hacer los sobres”, además de todo esto, los investigadores habían conseguido el ADN de Pompeyo “de uno de los paquetes que habían sido enviados, en concreto de las huellas halladas en los sellos y en el interior de los artefactos”. Lo que hizo la Policía para el cotejo fue rescatar del contenedor próximo a su vivienda una bolsa de basura, en donde dejó huellas.

La Policía cree que es un lobo solitario, un tipo que se ha ido radicalizando a través de la consulta de páginas web prorrusas, además de otras de fabricación de explosivos. No hay indicios de que pertenezca ni colabore con ninguna banda o grupo organizado terrorista, aunque el contenido de esas páginas web que consultaba evidencian, según el juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, que su objetivo era "obligar a los poderes públicos de nuestro país a abstenerse del apoyo mostrado a favor de Ucrania frente a la agresión rusa": “Hay otros elementos que hacen pensar que sí puede estar en contacto con alguien en Rusia, de hecho utilizaba la red social Vkontakte, que es el facebook ruso, y además usaba correos electrónicos Prontonmail que están cifrados de extremo a extremo y manejaba muchas cuentas de mail diferentes, con varias identidades”, puntualiza Pablo.

¿Quién es Pompeyo?: el jubilado que enviaba cartas bomba

A priori, un jubilado de 75 años, funcionario y vecino de Miranda de Ebro, no da el perfil de un peligroso terrorista. ¿Qué se sabe de este individuo?: “Pompeyo nació en Yudego, un pueblecito de Burgos que hoy no llega a los 200 habitantes. Quería ser piloto de aviación, pero el curso era demasiado caro y no podía permitírselo, o al menos eso contó a los agentes. En los últimos años, se había conformado con comprar un dron, para matar el gusanillo. Pero hay una cosa muy peligrosa y es que ese dron estaba manipulado pata poder llevar cargas más altas y su intención era utilizar esas cargas con explosivo para lanzarlas en lugar donde considerara oportuno”. Por lo demás, la Policía lo describe como un tipo muy inteligente, al que no se conoce adscripción alguna a partidos políticos ni a asociaciones. No tenía antecedentes y también llamaba la atención que tomara grandes medidas de seguridad, hasta el punto de que la Policía se preocupó por la posibilidad de perderlo cuando ya lo tenía identificado: “Después de enviar los sobres se preocupó de deshacerse de algunas pruebas para que nadie pudiera incriminarlo”.

En el registro de su vivienda se han encontrado varias cosas curiosas: “Tenía una especie de santuario dedicado al comunismo. Allí tenía un póster de La Pasionaria, un pequeño busto de Lenin, un llavero del Che Guevara y decenas de páginas de periódicos, con curiosidades como una Gaceta del Norte de 1916 con el titular “Victoria rusa y austriaca”, otro ejemplar de 1965 sobre una reunión entre EE. UU. y dirigentes soviéticos o el libro 'La aventura rusa. Voluntarios mirandeses en la División Azul'. La verdad es que se trata de un tipo muy peculiar”. Pablo finaliza destacando un último rasgo de su personalidad: su temple. Pompeyo no se alteró cuando fue detenido y vio el imponente despliegue policial a su alrededor; simplemente dijo a los agentes que se habían equivocado de persona.

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