El gesto que ayudará a tu hijo a afrontar el diagnóstico de una enfermedad crónica: "Es muy importante"

Más 21 millones de personas sufren una enfermedad crónica en España. Casi la mitad de la población. La mayoría tiene hipertensión, dolores de espalda o artritis, pero hay casos más graves.

La neuropsicóloga Aurora García Moreno explica en La Linterna de COPE cómo afectan las enfermedades crónicas a la estabilidad emocional: “La mayoría de estas personas tienden a presentar problemas emocionales y, en algunos casos, algún tipo de trastorno que afecta a su calidad de vida”. La experta puntualiza que todo esto dependerá de la edad, del diagnóstico y, sobre todo, cómo es la evolución de la patología: “Como consecuencia de la desesperación y la no aceptación de la enfermedad, puede derivar en hábitos perjudiciales para su salud, como la ausencia de una alimentación sana o abuso de sustancias que pueden empeorar la enfermedad”.

Los factores que influyen en la adaptación a la enfermedad tienen que ver con la percepción que tiene el paciente de esa enfermedad y, sobre todo, el modo en el que se afronta: “Se puede generar ansiedad, estrés, depresión, alucinaciones o desconexión de la realidad”. Esto ocurre porque se produce un cambio en el estilo de vida con la adaptación a las nuevas limitaciones o enfrentarse a los tratamientos, además del “impacto psicoemocional” al dejar de hacer las cosas que eran de agrado.

Aurora García Moreno detalla las emociones más frecuentes en un paciente con una enfermedad crónica: “Es habitual que tras el diagnóstico emerjan emociones tales como el miedo, la tristeza, experimentando altos niveles de ansiedad y estrés provocados por la incertidumbre. Por ello es esencial cómo se afrontan las emociones, cómo se acepte el diagnóstico y cómo se desarrolle la capacidad de resiliencia, porque así va a favorecer una mejor adaptación a la enfermedad y una mejor calidad de vida”.

La enfermedad crónica en la adolescencia

Cuando se trata de la población infantojuvenil, las enfermedades crónicas “afectan al desarrollo cognitivo y emocional” que, a estas edades, afecta en mayor forma a la interacción con los jóvenes de su edad, por lo que “hay más posibilidad de desarrollar algún tipo de trastorno emocional que puede empeorar la enfermedad”. Aunque la enfermedad les pueda hacer más fuertes, sufren de mucho estrés y dificultades para adaptarse a estos nuevos hábitos, “sobre todo cuando la enfermedad permanece pasado el tiempo”. La neuropsicóloga explica que, tanto los profesionales como los padres, tienen que estar atentos a cualquier signo de alerta, “como el estrés, la ansiedad o la depresión, para poder proporcionarles el apoyo necesario”.

“Para favorecer el bienestar de su salud mental, es muy importante no cambiar la manera de tratarles”, apunta Aurora, ya que “un cambio en la conducta, tanto de familiares como de amigos, puede hacerles sentir que ya no son como antes e, incluso, sentirse rechazados”. Por esta razón es muy conveniente que el paciente decida qué médicos le atienden o donde para sentir que tiene el control de su vida: “Los pacientes con cronificación de enfermedad necesitan una muy buena asistencia y ser considerados con la misma propiedad que enfermos con otras dolencias”.

Si nos centramos en los acompañantes, ellos también ven afectado su estado emocional y calidad de vida: “Es mucho el tiempo de dedicación al familiar”. Aquellos que ya sufren problemas de ansiedad o depresión, ven que esto empeora al renunciar a su vida personal para dedicar tiempo al cuidado de su familiar. La neuropsicóloga explica que el mejor tipo de intervención psicológica con pacientes crónicos es “la terapia cognitivo-conductual, porque en el tratamiento del dolor crónico va a permitir una mejoría del estado de ánimo y una disminución del dolor que va a favorecer su calidad de vida”. El objetivo es que el paciente entienda y acepte el diagnóstico y la evolución de la enfermedad crónica.