Diego Garrocho: "No hay nada en los alemanes del siglo pasado que los haga distintos a nosotros"
El profesor de filosofía contesta a la pregunta de si podría repetirse un horror como el de Auschwitz

Madrid - Publicado el
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Hoy se cumplen 80 años desde la liberación del campo de concentración de Auschwitz. De las muchas preguntas que surgen con ocasión de este aniversario, una resulta especialmente pertinente y es la que acabas de hacer. ¿Podría volver a repetirse un horror semejante? ¿Podríamos los seres humanos, desde el corazón de Europa, cometer una atrocidad así?
Hay quienes en todos los debates se sirven de esa falacia que es la' Reductio ad Hitlerum' y que tienden a haber emuladores de Hitler en todas partes. Y por más que este recurso sea un abuso, y muchas veces lo es, seríamos muy ingenuos y muy complacientes si creyéramos que estamos a salvo de volver a deslizarnos por la pendiente de odio hacia el diferente que hizo posible aquel horror. No hay nada en los alemanes de los años 30 o 40 del siglo pasado que los haga distintos a nosotros. En aquellos días no hubo un agente tóxico que contaminara las cañerías de aquel pueblo, ni se produjo una plaga singular que los hiciera especialmente inmolares.
El nazismo, y cualquier otra experiencia que pueda identificarse como una forma del mal radical, nos pertenece hasta el extremo de que nadie está completamente a salvo de poder participar en un horror humano como el de Auschwitz. Fueron hombres, como tú y como yo, quienes perpetraron aquellos crímenes atroces, y también fueron hombres, como tú oyente y como yo, quienes fueron desposeídos de su condición humana para convertirse en víctimas. Ya conocen el lema de George Santayana: Quien desconoce la historia está condenado a repetirla. Es una frase redonda, efectista y elegante, pero me temo que es falsa.
Ningún conocimiento, y menos el de la historia, nos pone a salvo de lo peor de la condición humana. Son los hábitos del corazón, el cultivo de la caridad y el cuidado de la fragilidad de cualquier otra persona lo único que podrá salvarnos. Cada vez tengo menos confianza en los conceptos y en las lecciones de la historia. No me preguntan cómo se hace, pero para que Auschwitz no se repita, lo único que se me ocurre es procurar algo tan sencillo como la amistad civil y por qué no decirlo, el amor entre los hombres.