Va al traumatólogo en Gran Canaria y todavía no puede olvidar lo que le pasó en la sala de espera: "Estaba mal de la cabeza"
Nos lo cuenta un 'Fósforo' que todavía recuerda el drama que vivió en su visita al médico

Va al traumatólogo en Gran Canaria y todavía no puede olvidar lo que le pasó en la sala de espera: "Estaba mal de la cabeza"
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En el 900.50.60.06, nuestros 'Fósforos' responden al tema del día que les planteamos. Les hablamos, en este caso, sobre manías. Por ejemplo, hay gente que pone el sonido de la televisión en números impares. Curioso, ¿verdad?
Santi es el primer oyente. Nos llama desde Alcoy, Alicante. Su manía "es lo del volumen de la televisión. Pero mis números son pares. Y mis zapatillas tienen que estar alineadas. La una con la otra".
Luis es el siguiente 'Fósforo' que ha llamado a nuestro teléfono. Asegura que tiene un sentido estricto de la horizontalidad. Y la verticalidad. Lo ejemplifica con una anécdota. Un día, "estaba en una consulta de un traumatólogo. Estaba solo. Esperaba que me diese la vez para entrar. En ese momento, la enfermera se había ausentado. Vi un cuadro torcido. La mujer me dijo que lo dejase. Pero, al segundo, me puse nervioso". Se levantó.
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El cuadro "estaba con eso de cuerda fácil que venden en las ferreterías. Le di con la yema del dedo. Y...¡plas! Se rompió el cristal. Vino la enfermera y me armó un follón tan gordo. Me dijo que estaba mal de la cabeza". Y es que la historia no acaba ahí. Se vio obligado a coger el cuadro, llevarlo a arreglar, y volver con el cristal intacto.
Por tanto, lo que le pasó en esa sala de espera... fue que el cristal se rompió. Y todo por tocar. Le pasó factura esa decisión.
"NO SOPORTO QUE ME TOQUEN LAS HERRAMIENTAS Y LAS COLOQUEN EN EL SITIO QUE NO TOCA"
Jairo, inmediatamente después, explica que tiene una empresa. Se dedica a reparar máquinas. Tiene una caja de herramientas que elaboró con el paso del tiempo. Él no soporta que le cojan las herramientas "y me las pongan dentro de la caja, donde no toca. Cuando veo que me ponen un destornillador, por ejemplo, en otro sitio... yo no digo nada. Pero me bajo. Y lo coloco. Es que si no se pierde mucho tiempo".
Hablamos con Félix. Este oyente cuenta que tiene todas las manías del mundo. Ha sido carnicero, tenía a gente trabajando con él, y como le tocaron un cuchillo ya se montaba. "Con cogerlo para cortar, o cualquier cosa, imposible. Además, lo sabían. No había manera", relata. Indica otra manía. No puede ver el pan bocarriba. Lo pone del revés y la de un besito. Como si fuese un bebé.

Una panadería gourmet
¿Y qué manía tiene Juan Manuel? Nos dice que cada vez que vuelve a casa, siempre cuenta los escalones. Y en dos tramos. Siempre es así. Lleva viviendo ahí 2 décadas. Y así sigue. Si está hablando con alguien, los cuenta mentalmente. No escucha mucho a la otra persona.
Por último, hablamos con Juan Antonio. Llama desde Benidorm. Habla de la manía de su mujer. Ella, cuando compra un paquete de tabaco, "le da la vuelta a un cigarro. Si alguien le pide uno y coge ese cigarro... tiene que comprar un paquete entero. Por eso no le acaban cogiendo. Ella es su manía. Pero es que tampoco puede escuchar silbar. Teníamos una ninfa, un pájaro, y tengo que silbar a escondidas".