Toda España está ya en la Fase I o en la II de la desescalada. Salvar la temporada de turismo es una de las prioridades para las próximas semanas. No en vano, España es uno de los destinos turísticos más importantes del mundo y -mal que le pese a algún ministro- nos jugamos muchísimo en este campo. Se trata de volver a ser atractivos para los turistas europeos. Hay mucha improvisación, y las prisas parece que ahora sustituye a la cautela de hace unos días. Estamos hablando de un sector que es el 15% del PIB español.

El turismo es un sector con mucha historia y que más allá de ese dato, define mucho de la historia reciente de España, de nuestra forma de ser y de cómo nos ven fuera.

Naturalmente, todo empezó como algo pequeño, como las escapadas de los reyes y de la aristocracia, huyendo del calor del verano, o buscando lugares galanos. Santa María del Naranco, Junto a Oviedo, es uno de los primeros vestigios de una residencia estival en España. Pero también podemos hablar de un “turismo” de masas, en torno al peregrinaje del Camino de Santiago.

El siglo XIX será el de la definitiva eclosión del interés por nuestro país. Muchos europeos se embarcaron en viajes cada vez más lejanos para conocer Europa y el mundo. Lo que llamaban los ingleses “el gran tour”. Fue haciendo turismo termal en el País Vasco, que Isabel II, la reina de los tristes destinos, tuvo que abandonar España camino del exilio. Los borbones volvieron y sería su nieto el que -buscando equiparar España al resto de potencias europeas en este campo- lideró la construcción de modernos hoteles y de la red de Paradores.

Con los años del desarrollismo y de aquel eslogan de Fraga “siéntase libre en España” llegamos al turismo de Sol y Playa, que tantas tardes de gloria ha dado a la historia del costumbrismo español. Los Españoles, de la mano del 600, nos abrimos a veraneos cada vez más sofisticados, y pronto España se nos quedó pequeña, y nos lanzamos a conocer el mundo cada mes de agosto. Y este año, con unas restricciones inéditas, volveremos quizás a veraneos más humildes, y a ansiar como nunca poder dar de nuevo la bienvenida al turista internacional. Hay mucho en juego.