José Rafael Ruiz Arrebola, catedrático: "Los compuestos químicos eternos se acumulan en las aguas de la Antártida y son un peligro para la salud humana"
Dos estudios del CSIC desvelan la llegada de los PFAS a la Antártida, compuestos que no se degradan y que se bioacumulan en la cadena alimentaria
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Dos recientes estudios del CSIC han desvelado la acumulación de ácidos perfluoroalquilados (PFAS) en aguas próximas a la Antártida. Este hallazgo, analizado en el programa 'La Linterna' de COPE por Ángel Expósito, el divulgador científico Jorge Alcalde y José Rafael Ruiz Arrebola, catedrático de química orgánica en la Universidad de Córdoba, enciende las alarmas sobre estos 'químicos eternos', llamados así por su extrema resistencia a la degradación. Se trata de compuestos sintéticos usados desde hace cinco décadas en infinidad de productos industriales como envases de alimentos, textiles o pegamentos.
Un viaje a través de la atmósfera
Lo más llamativo del descubrimiento es cómo han llegado estas sustancias nocivas a una de las zonas más remotas y protegidas del planeta. Según explicaron los expertos, los PFAS no solo viajan por las corrientes marinas, sino que son capaces de saltar la barrera natural que protege el continente helado. El profesor Ruiz Arrebola ha detallado que el propio oleaje produce aerosoles que pasan al aire, donde se transforman y viajan con las nubes para depositarse en forma de nieve o lluvia a miles de kilómetros de su origen.
Jorge Alcalde ha reforzado esta idea, describiendo cómo "las pequeñas particulitas nanométricas invisibles al ojo humano que flotan en el aire [...] son capaces de subir muchos metros y saltar esa barrera de protección natural del continente antártico". Este mecanismo de transporte atmosférico explica la presencia de estos contaminantes en un ecosistema que se creía a salvo, adentrándose en un entorno que se consideraba protegido.
Una lancha torpedera de madera, antiguamente perteneciente a la Armada Argentina, la ARA Towwora, se encuentra en la costa del puerto de Ushuaia como monumento naval.
Riesgos para la salud humana
La preocupación por los PFAS no reside solo en su persistencia, sino en sus efectos sobre la salud. El catedrático Ruiz Arrebola ha confirmado que "se sabe claramente que actúan como disruptores endocrinos", causando alteraciones hormonales. Además, ha añadido que "producen daños hepáticos", ya que tienden a bioacumularse en los tejidos grasos como el hígado, afectando gravemente al metabolismo de las grasas y al sistema inmunológico.
El catedrático también ha señalado que se sospecha que son cancerígenos, afirmando que se ha visto que "algunos de ellos, bueno, pues incluso pueden producir cáncer de hígado y de testículo". Aunque ha matizado que para una confirmación definitiva harían falta estudios más severos y alargados en el tiempo, la advertencia es clara sobre el peligro potencial de estos compuestos.
Incluso pueden producir cáncer de hígado y de testículo"
Catedrático de química orgánica en la Universidad de Córdoba
Aunque las cantidades halladas son del orden de nanogramos, el verdadero peligro radica en que son 'bioacumulables', como ha advertido el profesor. Esto provoca un efecto de 'biomagnificación', lo que significa que su concentración aumenta a medida que asciende en la cadena alimentaria. "A medida que va aumentando en la cadena alimentaria, pues se va aumentando su concentración", ha sentenciado Ruiz Arrebola, un proceso que pone en riesgo a toda la fauna y, en último término, al ser humano.
A medida que aumenta en la cadena alimentaria, va aumentando su concentración"
Catedrático de química orgánica en la Universidad de Córdoba
La difícil solución al problema
Ante la pregunta de cómo solucionar este problema, la respuesta del profesor es clara: "dejar de utilizarlo". Sin embargo, al igual que ocurrió con el DDT, los intereses económicos dificultan la prohibición de estos compuestos, una situación que recuerda a la retirada masiva de lotes de otros productos por la presencia de sustancias peligrosas. Como ha explicado Jorge Alcalde, no es necesario vivir en la Antártida para estar expuestos, ya que "consumimos pescado que se pesca en todo el Atlántico" y que puede estar afectado.
Buques pesqueros chinos que operan en el estrecho de Drake
A pesar del panorama, la ciencia busca soluciones. Recientemente han aparecido noticias sobre herramientas que podrían 'descomponer de manera artificial estos contaminantes', como el uso de radiaciones gamma. La idea sería poder usar una especie de 'aspiradora de contaminantes' en el mar, una esperanza tecnológica para hacer frente a unos compuestos químicos que, de momento, parecen eternos.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.