En 'La Linterna de la Iglesia'
"La vida de un niño con estas dificultades tiene un sentido más grande que el tuyo propio"
Así es la vida de una familia con cuatro niños de acogida. Dos de ellos tienen una discapacidad que les hace ser completamente dependientes

"La vida de un niño con estas dificultades tiene un sentido más grande que el tuyo propio"
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Han pasado de ser cuatro a ocho componentes en casa. Conocemos la historia de una familia que tiene a cuatro niños en acogida permanente. Dos de ellos con una discapacidad que les hace ser totalmente dependientes.
Ella, irlandesa, profesora de inglés; el, argentino, al llegar a España se reinventó con una consultoría con la que puede trabajar desde casa. Pablo Boccanera y Elisabeth Delamer son los padres de una familia con dos hijas biológicas y cuatro niños en acogida permanente. "Nosotros no fuimos a buscar a estos niños, estos niños nos llegaron. Incluso cuando abrimos la casa para la niña, no fuimos a buscar una niña discapacitada".
En el año 2008, con sus dos hijas ya criadas, deciden quedarse con el primer niño en acogimiento permanente: ciego, con hemiparesia, y con un daño cerebral congénito. El segundo, salen a buscarle ellos: microcefalia, retraso mental y malformaciones varias. "Si decimos que no, nos quedamos tristes. Es mucho más lo que recibes que lo que das, es experiencia, cualquiera de los niños con discapacidad, la gente se sorprende. Es impresionante lo agradecidos que son, lo cariñosos que son, sí es trabajo, pero es más lo que recibes que lo que das".
En el programa de acogida permanente no son tan exigentes. Solo piden una estabilidad laboral. Elisabeth dejó de trabajar y Pablo continua con su consultoría. Los niños tienen visitas con sus familias biológicas cada quince día o 1 mes, según estime administración. Todos, menos los dos niños que tienen una discapacidad. La familia ha cortado el vínculo con ellos. "Entender que un niño con estas dificultades su vida tiene un sentido más grande que el tuyo propio, entender que un niño con estas dificultades tiene derecho a vivir en plenitud".
Sus dos hijas, Ana y Teresa, han sido testigos del recorrido de sus padres. La pequeña, Teresa, es ahora la madre de uno de los niños. Descubrió su vocación terapeuta ocupacional a raíz de la acogida de sus hermanos. Con tan solo 28 años, ya se siente madre de una niña que tuvo muy difícil encontrar un hogar. "Al principio, era más responsabilidad como hermana, ahora la siento como mi hija, adoro que me diga mami, deseando llevármela a todos lados, incluso momentos más complicados, es que esto es ser madre. Todo, el conjunto, lo bueno, lo malo, es ser madre".
Pablo y Elisabeth aseguran que sin sus hijas no hubieran podido hacer todo esto. Trece años después, siguen sintiendo que es mucho lo que han recibido de estos cuatro niños que lo que han dado.