Natxo de Gamón: "La sencillez de este Papa permite que todos entendamos lo que quiere transmitir"

El presentador de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre la juventud católica y los mensajes del Papa tras la JMJ

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Natxo de Gamón: "La sencillez de este Papa permite que todos entendamos lo que quiere transmitir"

Natxo de Gamón

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La Jornada Mundial de la Juventud que hemos celebrado en Lisboa nos ha dejado muchísimos momentos para comentar.

Al final se superaron las expectativas y, de los casi 400 mil jóvenes que se esperaban pocos días antes de que la Jornada comenzara, se alcanzó el millón y medio de peregrinos

Para empezar, ha sido muy inspirador ver a tantos y tantos jóvenes disfrutando de su fe en la capital portuguesa. Esa alegría desbordante de sentir que no son bichos raros, como decía el cardenal Omella, que no están solos en un mundo en el que, especialmente, para nosotros, los jóvenes, vivir la fe es, en muchos ambientes, como remar contracorriente de lo que la sociedad y el mundo trata de imponernos.

Por otro lado, reconozco que ha sido fantástico ver al Papa Francisco con tanta vitalidad... es cierto que se mueve con dificultad, con su silla de ruedas, pero también es verdad que veíamos con cierto temor cómo iba a afrontar las maratonianas jornadas que conlleva un viaje de este tipo. Especialmente, tras su operación de hace apenas dos meses. Ha sido una gracia de Dios poder haberlo visto sonreír, bromeando con los jóvenes y escuchándolo en español, en su lengua materna y en la nuestra. Eso le ha permitido improvisar mucho más, ser más cercano y hablar con más naturalidad a los jóvenes.

Lo que me lleva al siguiente punto... y es la cantidad de mensajes que nos ha dejado el Papa durante estos días. A mí me han impresionado unos cuantos. No por su novedad, porque no ha expresado nada que el Evangelio no diga desde hace 2000 años, pero quizá por su frescura, por la sencillez con la que habla este Papa argentino, con una llaneza que permite que todos, hasta los más duros de oído, entendamos lo que quiere transmitir.

Por ejemplo, el de que la Iglesia no es una aduana, que todos tenemos cabida en ella. Un “todos, todos, todos” que ha repetido machaconamente durante su viaje, en diferentes momentos. ¿A quién no le queda claro ahora que las puertas de la Iglesia están abiertas para todos?

Pero también me ha sorprendido, por ejemplo, esa invitación a los jóvenes a abrazar el riesgo de amar. “Amar es riesgoso, es un riesgo, pero vale la pena correrlo”, decía el Papa. En una sociedad en la que el consumismo ha contaminado hasta las relaciones interpersonales, en la que el mundo nos invita a usar y tirar, incluso a las personas, este mensaje tiene un calado especial. Y el que ama, lo sabe.

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