Irene Pozo: "Parece que se nos dan más razones para morir que para vivir"
La directora de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre las leyes sobre aborto y eutanasia que pretende aprobar el Gobierno

Irene Pozo: "Parece que se nos dan más razones para morir que para vivir"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Comenzamos nueva temporada en la ‘Linterna de la Iglesia’. Arranca un nuevo curso en el que vamos a seguir poniendo el foco en todas aquellas cuestiones que ocupan y preocupan a la Iglesia. Sin ir más lejos, como sabes, esta semana el Consejo de Ministros daba luz verde a la tramitación parlamentaria de la reforma de la ley del aborto. Una propuesta que permite, entre otras cosas, abortar sin permiso paterno a las menores a partir de los 16 años, elimina el periodo de reflexión de 3 días, e incluso suprime la entrega de documentación con información de ayuda a la mujer embarazada.
Por otro lado, tenemos el registro de objetores de conciencia. Del mismo modo que se regula en la Ley de la Eutanasia, quien se declare objetor deberá formar parte de una lista que se aplicará tanto en la sanidad pública como privada.
Son solo algunas de las cuestiones que recoge este anteproyecto que el Consejo de Ministros ha aprobado sin contar con los informes del Consejo General del Poder Judicial o el Consejo Fiscal.
A mi me preocupa este tema, no se hacia qué tipo de sociedad nos encaminamos. Parece que se nos dan más razones para morir que para vivir y en este aspecto hemos pisado el acelerador de tal forma que apenas nos da tiempo a pensar en las consecuencias de los actos y las decisiones que tomamos.
¡Cuántas vidas rotas! ¡Cuánto sufrimiento puede provocar lo que al principio puede resultarnos una liberación!
Fíjate, el número de abortos en España ronda los 90.000 casos anuales. Y el 71,8% de ellos se producen antes de la octava semana de embarazo. Aunque es legal abortar antes de la semana 14, algo que sigue manteniendo la nueva propuesta de ley.
Una, que es madre y que ha vivido un embarazo muy complicado después de perder un hijo, no puede explicarse todo esto. Recuerdo cuando las cosas se empezaron a torcer, cuando me pusieron encima de la mesa la posibilidad del aborto, yo lo único que quería es que alguien me dijera "¡voy a luchar contigo!"
Y después de muchas lágrimas, gracias a Dios, esa persona apareció en mi vida. Me agarró la mano y me acompañó en un momento en el que lo que más necesitaba era humanidad, comprensión y cariño. La vida es un misterio, algo maravilloso y los hijos nos ayudan a darle el sentido que tanto necesita este mundo.