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Sergio Barbosa: "Sánchez sabe que su bloque está menguando cada vez más y necesita fichar a más socios"

La liberación del español Santiago Sánchez de Irán o el inicio político del gobierno, en el monólogo de Sergio Barbosa de este martes 2 de enero de 2024

Sergio Barbosa

Sergio Barbosa

Periodista

Tiempo de lectura: 6'Actualizado 09:49

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Cómo venían ayer algunas carreteras, camino de Madrid y de otras ciudades... Cómo se notaba que muchos de los que se fueron en Nochebuena ya tenían que incorporarse a su día a día, con el cambio de año.

Que les digo una cosa... No se podrán quejar, porque este año la semana caía perfecta: si te cogías una semana, pillabas la Nochebuena y la Nochevieja. Y, claro, así uno vuelve hoy al tajo, con la sensación de que, por lo menos, las fiestas navideñas han cundido.

En todo caso, ni que decir tiene que este es un martes peculiar, porque todavía vamos a estar a medio gas, con mucha gente que se ha cogido la semana de Reyes. El que tiene hijos pequeños, es posiblemente el momento que más disfruta de todas estas fechas.

Aunque también es verdad que no hace falta tener un hijo pequeño para disfrutar de esta semana. Los hay que, teniendo el hijo ya bastante talludito, el regalo de Reyes. Lo van a disfrutar hoy por adelantado.

Estamos pensando en la familia de Santiago Sánchez y de la buena noticia de esta pasada madrugada. Y es que se ha confirmado que Santiago Sánchez Cogedor ya está camino de nuestro país, después de 15 meses de cautiverio en Irán.

Va a llegar a Madrid-Barajas poco antes de la una del mediodía en un avión comercial que ha hecho escala en Dubai.

Que 15 meses en la trena son 15 meses. Y en Irán, más todavía. El talego en Irán es talego a la enésima potencia.

Además, el caso de Santiago ha sido especialmente cruel, porque se trata de un tipo de mediana edad (ahora tiene 41), cuyo único problema es que es, fundamentalmente, buena gente y un entusiasta de todo lo que hace.

Y eso le llevó, en 2022, a tener una idea: aprovechando que le gusta mucho el fútbol y que el futbol español es una de las cosas que mejor venden nuestro país en el extranjero, dijo, "voy a hacer un viaje andando de San Sebastián de los Reyes a Catar", que es donde comenzaba el mundial de fútbol en noviembre de aquel año 22.

Y Santiago cogió su carrito con su bandera de España, con sus camisetas del Real Madrid, pensando en ir haciendo pequeñas obras sociales y tener pequeños gestos, como sembrar dos mil árboles a lo largo de su camino para conocer mundo y para hacer ese mundo un poquito mejor.

¿Problema? Que el 22 de octubre se hizo la última foto conocida, justo en la frontera con Irán. A partir de ahí, se le perdió la pista.

Se conoce que, una vez dentro, en la zona kurda de Irán. Unos kurdos le invitaron a acercarse al epicentro de lo que allí, en aquellos momentos, había sido la gran noticia: la tumba de Mahsa Amini, la joven kurda a la que hacía poco había muerto bajo custodia policial, por los golpes que había recibido por no llevar bien el velo.

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La muerte de Mahsa provocó toda una serie de protestas sociales que pusieron en jaque al régimen de los ayatolás y la represión fue tremenda: hasta 500 muertos.

Bueno, pues en plena tensión por aquello, (con la joven Mahsa recién enterrada), los agentes iraníes ven a un español, con unas pintas peculiares, haciendo fotos en la tumba y habiendo sido visto en la zona por una serie de kurdos, (que para el régimen iraní siempre son sospechosos habituales). Así que los kurdos salieron zumbando, pero Santiago, (que nada temía porque nada malo había hecho), fue apresado.

Y a partir de ahí… el calvario. Calvario que le ha llevado a estar más de un año en una de las peores cárceles del mundo.

Primero estuvo en la cárcel de Tabriz, más de dos meses. Una cárcel de la periferia de Irán. Se pueden imaginar cómo es.

Y luego la Embajada consiguió su traslado a Teherán para tenerlo más cerca, pero con el handicap de que lo metieron en la temible prisión de Evín. Una cárcel de la que Amnistía Internacional ha denunciado su “terrible nivel de brutalidad”. Los gritos de dolor y el mal olor que allí se perciben, vayas a la hora que vayas.

El propio Santiago relató que estuvo en una celda sin cuarto de baño, con una luz encendida las 24 horas y que los guardias se reían de él si pedía ir al baño.

Así que los mensajes que mandaba ya en estos últimos meses eran francamente preocupantes.

Tenía dolor de muelas, y se lo tenía que aguantar. Santiago sabía que estaba amaneciendo porque escuchaba la llamada a la oración y, para no volverse loco, escribía esos mensajes que luego leía para mandárselos a la familia o a los amigos.

A algunos de esos amigos les mandó mensajes en los que les decía que se acordaba de aquel viaje que hicieron juntos o les agradecía aquellas fiestas en las que la madre de un colega le hizo sentir como en casa, invitándole a comer con ellos.

Era una manera de ejercitar la cabeza y de dar las gracias a todo el mundo por las cosas buenas que le habían pasado en la vida por lo que pudiera pasar.

Y es que Santiago lo ha llegado a pasar realmente mal, viendo como los meses pasaban y nadie le sacaba de allí.

Fíjense: llegó a apelar al gobierno, a la Casa Real y a los medios de comunicación, que a veces nos sentíamos impotentes porque nos decían que dar mucho eco mediático al asunto podía ser interpretado por Irán como una medida de presión, y a esa gente, como la presiones, peor… porque una liberación tras una campaña de presión para ellos es como dar síntomas de debilidad.

Con lo cual, el tiempo pasaba y Santiago llegó a ponerse en huelga de hambre. Una sensación que ya conocía porque tuvo rachas en las que comer... comía bastante poco.

Mantenía conversaciones con su propio estómago... Fue tremendo lo que tuvo que aguantar Santiago, que se debatía entre dos pensamientos: si hablo y me quejo, malo porque no saldré de aquí. Y si me callo, me da la sensación de que el mundo se olvidará de mí.

Y aun así, tuvo la suficiente inteligencia emocional, como para mantener la sangre fría. Y, al final, su discreción le permitió, al cabo de un año (hágase cargo de lo que es un año allí), ser trasladado a un módulo menos mal con presos pacíficos que hablaban inglés.

Aquella última etapa se la tomó con filosofía, como si fuera un voluntariado, con el que ayudar a los allí presentes, organizando partidos de fútbol, de vóley o partidas de ajedrez.

Y, aun así, los últimos meses fueron duros porque vio cómo era liberada la también española Ana Baneira mientras a él, el ministerio le pidió discreción.

Esos meses en los que vio que “lo de Ana” se arreglaba, pero lo suyo no fueron especialmente duros. Hubo un momento que, aun teniendo la inteligencia emocional que tiene, llegó a quebrarse y a reconocer en uno de sus mensajes que estaba “muy mal”, aunque supiera que decir eso afectaría a su madre.

A una Celia, que sé que nos escucha habitualmente, y a la que mandamos un abrazo grandísimo porque, finalmente, después de mucha paciencia y mucho sufrimiento, Irán ha soltado a Santiago.

Esta es una de las buenas noticias de este comienzo de año, que en lo político nos traerá elecciones gallegas, vascas y europeas. Y, además, se despejará la incógnita de si esta legislatura va para largo o no.

Claro, si Sánchez cumple con el regalo de la impunidad judicial para los golpistas y malversadores del 1 de octubre, más las prebendas económicas que se están negociando, pues la legislatura podrá durar.

Impunidad judicial e impunidad fiscal, a cambio de permitir que siga en el gobierno el que está en disposición de cumplir esas exigencias.

Es así de duro, pero es lo hay en este 2024 en el que se cumplirá una década de la llegada de Sánchez a la secretaría general del PSOE, con el paréntesis de su defenestración.

Pero volvió. Hizo la moción contra Rajoy y cuando parecía que estaba contra las cuerdas el 23 de julio, la manera en que tres provincias repartieron los votos de la derecha, y el trasvase justo de votos de ERC al PSC en Cataluña, hicieron que a Sánchez le salieran las cuentas… para llevar a la práctica lo que empezó a vislumbrar en mayo: del acercamiento a Junts.

Y no tiene pinta de que sea una legislatura breve, porque Sánchez sabe que su bloque está menguando cada vez más. Por eso necesita fichar a más socios. Pero, una vez que ha sumado a Junts, ya no queda más de donde rascar.

Alargará la próxima cita electoral todo lo posible. Y lo peor está por venir, porque este 2024 veremos bajarse del avión en El Prat para hacer un corte de mangas a todos los demócratas, literal o figurado.

Y cuando los separatistas catalanes tengan lo que quieren (impunidad judicial y privilegio financiero), al resto de españoles les tocará o pagar más o recibir menos. De ahí, que muchos presidentes autonómicos hayan mostrado su inquietud en sus mensajes de Año Nuevo. Entre ellos, la madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Nos dirán que están muy centrados en las políticas sociales, pero lo que realmente les ocupa es mantenerse en Moncloa, concediendo a los separatismos lo que los separatismos han exigido.

Y todo en un contexto socioeconómico, en el que nos dirán que las pensiones han subido y que los alimentos se mantienen como estaban... pero la factura energética y los peajes ya han subido, y no sabemos todavía hasta dónde llegará la nueva tanda de subida de impuestos.

Y con un gobierno ya sin Calviño, pero con María Jesús Montero, convertida en la mujer fuerte de Sánchez, Número dos del Gobierno y número dos del PSOE.

Quién nos iba a decir cuando Montero era la consejera andaluza en la época de los ERE de Andalucía, que el momento más crucial de la política española tendría como mujer fuerte en el gobierno de Sánchez a la ministra que llama "chiki" a los periodistas.

Así que ya ven, 2024... el Sanchismo estrena una nueva era. La era del 'chikirato', con sus impunidades fiscales, sus privilegios económicos y sus impuestos para la clase media.

Que no nos pase nada.

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