A finales de los años 90, en Estados Unidos, se creó un sistema que ha revolucionado el mundo de la salud bucal: el alineador dental transparente. Lo conocemos todos.

Este sistema supuso una alternativa menos aparatosa y bastante más estética. Quizás ese es el motivo por el que cada vez más personas utilizan (o hemos utilizado) este corrector. Lo normal es que esas férulas sean supervisadas por un odontólogo.

No obstante, de un tiempo a esta parte encontramos ofertas en redes sociales que prometen lo siguiente: corregir tus dientes sin necesidad de pasar por una clínica. En este caso, los especialistas en odontología han llamado la atención sobre estos alineadores que se usan sin prescripción y sin ese control necesario.

Pilar García Muñiz ha comentado esta noticia con Mar Amate en 'Herrera en COPE'.

"Es muy tentador y mucho más barato. Te puedes ahorrar hasta 2.000 euros, que es una cantidad muy importante", reflexiona la directora de 'Mediodía COPE'.

Los tratamientos dentales son caros y, en este caso, mucha gente ve la oportunidad de tener los dientes mejor. Pero ojo. Tiene sus riesgos.

Óscar Castro es el presidente del Consejo General de Dentistas de España. Con él, hablamos del peligro de estos tratamientos.

Antes que nada, el experto ha explicado lo que es un alineador invisible. "Es un producto sanitario de fabricación individual para un paciente al que se le ha realizado previamente un diagnóstico por parte del dentista". Añade que, normalmente, las visitas son cada 15 días y se va controlando la evolución.

"Hay una cosa que todos tenemos que entender: esto es un producto sanitario, igual que un bisturí. Según las manos que lo utilice puede ser mortal o salvarte la vida. El facultativo que lo utiliza es el que está formado", continúa su argumento.

"Muchos de los clientes llegan a perder los dientes"

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Por tanto, cuando se carga en el paciente, la capacidad de decisión sobre un tratamiento, "normalmente las cosas salen mal. Con las graves consecuencias que tienen luego para la salud".

Cuando un influencer, por ejemplo, hace la publicidad de la bondad del producto y ocurre lo que ocurre, "soy partidario de pedir daños y perjuicios y pagar todo lo que están causando por su publicidad a todos estos pacientes. Muchos de ellos, llegan a perder los dientes".

Uno de los reclamos es que este tratamiento, como te hemos contado, puede costar 2.000 euros. "No son facultativos. Simplemente, son fabricantes. Es como cuando te compras un mueble y te lo tienes que montar tú mismo. Lo barato, muchas veces, sale caro y tiene graves consecuencias".

Hay que diferenciar entre lo que es caro y lo que es costoso. Por eso, los dentistas "intentamos que se amplíen la cartera de servicios. Y por poner un solo ejemplo, un trasplante de hígado en la sanidad pública cuesta mucho dinero. Todo tiene un coste y los profesionales dentistas se han formado para trabajar en lo suyo". Escucha aquí la entrevista al completo.

Por último, dice cómo identificar a estas empresas que pretenden timar a consumidores. Es decir, aquellos detalles en los que debes fijarte. "Cuando no hay una clínica física ni un colegiado, hay que desconfiar. Actúan diligentemente. Son empresas de humo. Simplemente con cambiar la razón social siguen actuando, y no pasa nada".