Ángel Curiel, en ‘Herrera en COPE’: "Me tumbaron, cogí aquella primera ola y desde entonces el mar es mi casa"

En un verano cualquiera, a mitad de julio y en plena juventud donde los miedos se eluden, Ángel Curiel olvidó comprobar la profundidad del mar cuando se tiró desde una roca de 3 metros y medio. Así se rompió el cuello, y quedó automáticamente parapléjico. Comenzó una lucha contra sus propias limitaciones que duraría años. "Pensaba que iba a morir" confiesa el surfista al recordar el momento en el que intentaba mantenerse con vida en el agua hasta que uno de sus amigos lo sacó del agua. A pesar de ser totalmente consiente de su incapacidad para moverse, el reciente campeón comenta que: "Al principio simplemente creía que me había dado un calambre", pero a medida que le realizaban pruebas y caía la noche, empezó a comprender la seriedad de la lesión "Fue realmente duro esa noche, cuando fui consciente de que no podía moverme". Una realidad que le llegó de golpe, encerrado en un cuerpo que no podía controlar, ocasionándole fuertes ataques de ansiedad o pánico.

El pronóstico de Ángel Curiel no era óptimo, compartir comedor con otros pacientes que parecían no avanzar, y ver que él también se encontraba en esa situación, dañaba de alguna manera su esperanza "era muy duro, porque yo soy una persona muy activa, muy vital y verme así era complicado". Sin embargo, la rabia o la desesperación por apagar un reproductor musical que chirriaba sus oídos, consiguió que su mente fuera capaz de mover nuevamente uno de sus dedos, luego otro y hasta tres. Un día que podría haber sido como otro cualquiera de su nueva vida, se convirtió en un punto de inflexión. Se dijo a sí mismo: "Por lo menos inténtalo". Un lema que olvidó cuando su fisioterapeuta le dijo por primera vez que se pusiera de pie y se negó rotundamente. Finalmente lo intentó y consiguió, aunque minutos después cayó al suelo mareado. Asímismo, hubo una gran segunda vez, la de verdad "Estábamos en un bar, la verdad es que quería pedirme una cerveza" afirma sensato Curiel, que como los camareros parecían no prestar atención a su demanda se levantó de la silla de ruedas para que le hicieran caso.

El surf llegó a su vida más tarde, cuando el sentirse dependiente le empezó a envolver en una actitud depresiva, y sin pensarlo mucho se marchó a Cantabría con un sevillano al que apenas conocía: "Estuvimos 10 días durmiendo culo con culo" asegura entre risas Curiel, que fue presionado por sus amigos para subirse por primera vez a una tabla "Me tumbaron, me empujaron, cogí aquella primera ola y desde entonces el mar es mi casa". A partir de ahí, el mar cambió su nueva vida para siempre y empezó a intentar que se la cambiara a más personas por medio de altruistas proyectos, porque para el reciente Campeón de Surf Adaptado no hay nada más bonito que "compartir el mar con la gente".